Respetemos y convivamos

Respetemos nuestras instituciones y gobiernen quienes les corresponda con fines de servicio

Debo reconocer que hay días en los que las dudas sobre qué escribir y el estilo en cómo hacerlo, si cargado de ironía, en serio, enfadado… me asaltan, pero lo que sí puedo asegurarles es que cada vez la preocupación va en aumento porque vamos observando la absurda, negativa, sinsentido y sectaria deriva que van tomando los acontecimientos de la "cosa pública", mucho más orientada al interés particular que al general por los responsables. En estos, parece primar la ruptura del modelo elegido y votado en su día por el pueblo e instalarnos en otro que obvie nuestra historia reciente con la Transición y, como en el caso de algunos catalanes, releer parcial y sesgadamente los acontecimientos del pasado siglo.

A algunos no les importa nada más allá de la mercadotecnia, las tendencias demoscópicas y, en consecuencia, el llamado globo sonda para actuar según reacciones que mediáticamente sean presentables asociadas a las propias convicciones para ser ejecutables. En esto es un fenómeno -mucho mejor que jugador de baloncesto- el chico preocupado, y mucho, por el valle y mucho menos por la valla. Sí, el mismo que litiga legalmente con los muertos y no se enfrenta en la misma línea con los vivos, menos aún, si ostentan lazos amarillos en la solapa. Conste, que si el tema del valle se resolviera como quiere el chupón de banquillo y fuera un verdadero elemento reconciliador, lo firmaría cualquiera, pero no parece vaya a ser así, ¿verdad? Propongo una profecía. ¿Cuánto se tardará en deslegitimar la figura del rey emérito, como con la Transición, -y soy constitucionalista, no monárquico- por parte de quien no defiende con rotundidad la institución frente a las ofensas o con la argumentación de algunos que afirma la presión política a la que ha estado sometido el Ejército en los últimos cuarenta años? Ciertamente antológico.

En resumen, convivamos democráticamente, respetemos nuestras instituciones y gobiernen quienes les corresponda con fines de servicio, crecimiento y bienestar para todos, sin distinción de afinidades ideológicas y conviviendo en el respeto sin pretensiones supremacistas. Entérate, Pedro, pasarías así mucho mejor a la historia.

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