Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Renovando el sí a la bici

Propongamos transitar -siempre que sea factible- del 'Carril-bici ya' al 'No sin mi bici'

Con las fobias a las novedades hay que tener cuidado: envejecen mal. Nos sucedió a muchos con los patinetes eléctricos, que se han impuesto en la urbe por su eficacia y su eficiencia. No digamos, antes, con las bicicletas. Suelo rememorar la frase que un compañero de departamento guasón, castizo y devoto de su coche endiñaba cuando nos veía llegar en bici a la facultad, corría el 92: "¿Tú qué eres, de los de Carrilito-Bici-YA?" (se refería a la histórica matricula reivindicativa). Memorable fue también la apostasía de una señora que le afeaba a su sobrino la condición de ciclista de cercanía -por ser molesta y de tiesos o jipis-, hasta que su propio hijo, con los mocasines de antifaz, abrazó la fe en la cosa: "¡Tu primo se ha comprado una bici preciosa! ¡Hasta al trabajo va con ella!". Dice el cliché que "en la vida hay dos tipos de personas"; en este caso, denostados pioneros y conversos entusiastas. Bien está lo que bien acaba... y al César lo que es del César: honor a los políticos promotores del carril verde o rojo. Reacios, los hubo.

Como sucede con los coches, las motos, el ruido y, en general, con la consideración, quien es niñato, espabilado, solipsista o rabioso del píloro lo seguirá siendo a pie, a pedal o en vuelo rasante. Huelga justificar que un energúmeno al volante de un tanque de concesionario es mil veces más peligroso que un loquito en bici o patinete. Con la coartada que éstos puedan dar a quien coge el rábano por las hojas, surge ahora -eso cree uno percibir- una actualización de los prejuicios de la pre-movilidad, de los tiempos de aquel paleociclista incomprendido que marcó el sendero del desplazamiento bien temperado, cuando no estaban ni en la mente de los Verne del ramo la licra empaquetada, la Brompton de los bohemian bourgeois ni las boinas daleadas con falda larga sobre velocípedo retro. Más millares y millares de otros sin etiqueta.

Debemos proponer la resistencia al "Bicicletas y patinetes NO" que ostentan las empresas y establecimientos que se niegan a dar cancha a los vehículos de buen presente y mejor futuro... que son robados a mansalva en la calle: ésta es la gran clave. Deben hacer un esfuerzo más los centros de estudio y trabajo, los comerciantes, los transportistas, los gimnasios. No pocos lo han hecho ya. Pero no pocos han emprendido un camino de regreso y, ante la eclosión de usuarios, ponen trabas. En vez de adaptarse y acoger. Propongamos transitar -siempre que sea factible- del Carril-bici ya al No sin mi bici. Prometamos meterla en los sitios limpias y con seguridad.

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