Reino de Cádiz, de campesinos con barcas, / donde las estrellas van a las aguas / donde hay caballeros sobre corceles de humo, / donde los cantes se usan de espadas y escudos, / donde hay cielo, para los marineros". Estos versos pertenecen a la comparsa Los Templarios (1999). En los últimos días los he escuchado mucho para alimentarme de calidad, de genio, de grandeza. Y es que la final del COAC de este año ha resultado algo más que violenta. Los señores del jurado no han acertado una, ni dos, y diría que ni tres. Claro que si detrás de todo hay un alcalde como Kichi, al que ni han vapuleado en una sola letra, pues eso, que se entiende. La mano de José María González Santos ha estado detrás de la fiesta. Mala mano desde luego.

El Carnaval de Cádiz está de moda. Y por ello hay agrupaciones que se preocupan más de las contrataciones posteriores que de aportar algo a la fiesta, a la esencia. Esas agrupaciones no enriquecen, ni contribuyen a la grandeza. Sus actuaciones se realizan exclusivamente cara a la galería, cara a esos miles y miles de nuevos aficionados que ni entienden y que se acabarán cansando, no lo olviden. Todas las modas pasan, y esta pasará también. Da gusto ver a las agrupaciones que se toman en serio la fiesta. Las que recurren al origen, a la inspiración clásica. Los toques modernos, a los tiempos que corren, desde luego que son positivos y aceptados. El fanatismo en el Carnaval es mal acompañante, muy mal compañero. Y los fanatismos provienen de las modas y de la ignorancia. "No es tan importante la agrupación que se lleve como el jurado que toque". Lo dijo una vez Fernando Núñez Pereira, Fernandi, uno de los grandes. Y tiene toda la razón del mundo. Por poner un ejemplo, ni Bienvenido se imaginaba que iba a ganar en comparsas, ahí el jurado no vio ni escuchó a las otras tres comparsas que llegaron a la final.

Aquellos que realmente amamos el Carnaval de Cádiz nos ponemos a escuchar a Los Templarios, su presentación es apoteósica, algo así como la verdadera esencia de una fiesta que vive del pasado. Y ya saben, si desean conseguir un premio en el COAC del próximo año, disfrácense de bolcheviques y ni píe de Kichi, él se encargará de que usted consiga el objetivo que no es el de la fiesta. Porque el Carnaval de Cádiz es muy grande y el fallo del jurado de este año ha sido un gran fallo (por pésimo). Donde los cantes se usan de espadas y escudos. Lo decían los Templarios en 1999.

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