Recuerdo

Desde este continente han salido las más subidas lágrimas de cocodrilo por el gran caimán muerto

R style="text-transform:uppercase">ecuerdo ahora a mis padres, muertos en el exilio. Recuerdo a tantos hombres y mujeres ejecutados masivamente en los campos de fusilamiento, y evoco a los escritores, pintores, músicos, exiliados y muertos antes de poder vivir este gran instante de liberación personal que ninguno de estos lamebotas del dictador predilecto podrá entender". Estas palabras de la gran escritora cubana Zoé Valdés estaban en mi mente cuando pensaba en esta columna de hoy. Ella es cubana, es víctima del caimán y por eso le concedo el derecho a encabezar mi artículo. Yo también recuerdo en estos días a cubanos con los que tuve la dicha de compartir tardes y noches de charla inteligente y culta. No los citaré. Vivieron entre nosotros, en Huelva. Fueron artistas de primerísimo orden, artífices de las primeras horas de la revolución cubana y más tarde salieron en tropel, espantados del horror, del crimen y de la siniestra mentira acumulada en aquella isla caribeña. La isla martirizada por el ahora fallecido Fidel Alejandro Castro Ruz.

No sé por qué la muerte del tirano me ha venido rodeada de números. La primera que sobresale es la de los dos millones de exiliados. Esa cifra en España sería de nueve millones de españoles fuera. Pero hay una cifra que me estremece aún más. Lástima que no la conozcamos con exactitud. Jamás la sabremos. Es la de las decenas de miles de cubanos muertos en el Estrecho de Florida huyendo de la barbarie. Cubanos en balsas, en canoas, en neumáticos de coches que terminaron siendo pasto de los tiburones sin poder llegar a tocar tierra norteamericana. La tercera cifra que me martillea es la de la inmensa fortuna rapiñada y acumulada por el tirano. Parece que no hay acuerdo entre las distintas fuentes. He visitado la página web de la revista Forbes, la que siempre lo ha proclamado como uno de los hombres más ricos del mundo. Las fuentes hablan de entre 800 y 1.200 millones de dólares. Forbes lo deja en algo menos de 1.000 millones. Da igual. El ricachón amigo de los pobres, el señorito icono del anticapitalismo, el multimillonario líder del antiamericanismo, enfermedad esta europea que por cierto le va a costar cara a la pútrida Europa con Trump en la Casa Blanca. Muy sencillo, dice el presidente electo, no nos queréis pues ahí os quedáis. El acojono, por cierto, sube de grados por momentos en las cancillerías europeas. Eso sí, desde este continente, rendido y acabado, han salido las más subidas lágrimas de cocodrilo por el gran caimán muerto. ¡Cómo no!

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