Rectifique menos, lea más

No hay mayor historiografía que la relacionada con los acontecimientos españoles del pasado siglo

Se reconoce popularmente que "rectificar es de sabios", a lo que yo apostillo que "no equivocarse es más sano". Naturalmente, todos cometemos errores, no hay nadie infalible, pero resulta evidente que, en función del nivel de responsabilidad, las decisiones erróneas tienen más o menos trascendencia y mayor o menor impacto negativo para el entorno que en el caso de la política es el país y, por ende, sus ciudadanos. Si, además, las rectificaciones se suceden con frecuencia terminan revelando un determinado nivel de incompetencia para el ejercicio del cargo que se ostenta y más aún, si se busca el amparo de temas históricamente superados por una mayoría y no se afrontan las realidades del presente como punto de partida para construir un mejor futuro para todos sobre la base de una historia que, por sangrienta y traumática, jamás debería repetirse.

Por eso, cuando las tendencias globales de mejora que veníamos teniendo en los últimos tiempos comienzan a ralentizarse, se intuye una cierta pérdida de competitividad y el camino del crecimiento reciente se ralentiza, no se entiende que nuestros problemas, de hoy, se remonten a más de ochenta años y se tengan intenciones de desautorizar el proceso de la Transición, con una lectura sesgada del mismo y obviando que sus fundamentos fueron votados por el pueblo.

¿Con qué autoridad puede el presidente deslegitimar a Carrillo, Pasionaria, Alberti, Redondo, Camacho… Felipe, Guerra, Suárez…? No, no es este el camino y menos aún, con esa orwelliana teoría de Comisión de la Verdad -tenga cuidado con sus propias filas puede encontrarse con sorpresas clamorosas-, esa que analiza en función de la coyuntura y la conveniencia del momento por encima de la realidad. No desvíe la atención. No hay mayor historiografía que la relacionada con los acontecimientos españoles del pasado siglo y desde todos los ángulos: Malefakis, Tuñón, Thomas, Fusi, Tunsell, Payne, Pío Moa, Eslava, Beevor… o los más recientes, Álvarez Tardío y Villa García… por no citar escritos de Azaña, Besteiro, Negrín, Marañón… en definitiva, lea más y no repita los errores, para bien de todos. Bibliografía, no le falta.

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