Visiones desde el Sur

Recordar es necesario

La adaptación de esa Constitución de 1978 a la nueva realidad de España debe llevarse a efecto

Escribo esta columna en Madrid, el jueves 6 de diciembre de 2018. Mientras aporreo el teclado, escucho el sonido de un helicóptero que sobrevuela las azoteas con objeto de garantizar la seguridad de las autoridades que celebran cuatro décadas ininterrumpidas de Constitución.

Me digo que he tenido suerte. Que dos tercios del tiempo que me ha sido concedido, por ahora, los he vivido en libertad. Y eso es raro en un mundo regido por avatares azarosos las más de las veces, o, en su caso, a merced de grupos o poderes -legitimados o no- que impiden a la ciudadanía ejercer una vida plena, y ésta se ve compelida a transitar los días y hasta los sueños, acompañados por la angustia: esa sombra infatigable de los pobres, los desheredados, los de abajo, los sin techo, los sin trabajo o, si quieren, los sin derechos.

Mientras escribo recuerdo al niño de quince años que llegó a la estación de Atocha, con una vieja maleta y un montón de fantasías, allá por septiembre de 1972 y al que, ahora, el espejo, se empeña en devolver la imagen de una persona de sesenta y dos años que, aunque no ha perdido la ilusión, anda cargada de achaques e incluso de cosas por hacer antes de que la luz se apague por siempre: que la noche llegue finiquitándolo todo.

Unos años después… pude votar la Constitución. Para ello tuve que buscar en el diccionario Espasa Calpe que me regaló mi padre, qué cosas eran las palabras democracia, inalienable, referéndum, dictaduras, marxismo… pero, es curioso -y esto no lo supe hasta después-, no pude enterarme bien porque no estaban bien definidas, la censura las había blanqueado con el polvo de la mentira o de la omisión.

La edad de quien escribe no puede variarse, pero la adaptación de esa Constitución de 1978 a la nueva realidad de España sí debe llevarse a efecto; entiendo que ha de pasar por una nueva etapa de consenso y adaptarse a la realidad en que vivimos, que nada tiene que ver con aquella que la vio nacer. El problema radica en encontrar a líderes que realicen tamaña empresa. A los que, si digo la verdad, no encuentro en el escenario del teatro político en que vivimos. Porque, digámoslo con sorna, el nivelito es más bien bajo, por no decir que da miedo el saber en manos de quiénes estamos. Y el titánico esfuerzo que la tal cosa supone, requiere de estadistas, de personas que pudieran encarar esa tarea constituyente con la garantía que el pueblo español, el único soberano, se merece.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios