Mientras los largos días de confinamiento, dudas, errores y situaciones que llegan casi hasta desesperar, hay gentes que piensan, meditan y valoran cuántos seres ocultos y dando la cara han luchado y siguen luchando por sacar adelante el gran problema que el año nos deparó. Siempre han existido honores, en un pago agradecido, a quienes luchan en favor de los demás. La forma de expresarlo varía: homenajes, banderas, palabras, oraciones, emociones e incluso buscar a través del arte perpetuar estos sentimientos. Y así parece que se está proyectando en Madrid. Un monumento a todos esos héroes anónimos que dieron su vida y a los que ofrecieron sus trabajos en estos meses terribles de zozobras.

La Mutualidad de los Profesionales Sanitarios (AMA), a través de su Fundación, va a donar ese monumento que todos debemos.

La iniciativa parte del presidente de la OMC, Organización Médica Colegial, donde el presidente de AMA, don Diego Murillo, ha contactado con todos los presidentes de los colegios profesionales sanitarios, ofreciendo donar el esperado monumento.

La idea, magnífica en todos los sentidos, ha sido recibida con entusiasmo y la elección de Madrid para ser el lugar de colocación es lógica al tratarse de un homenaje sanitario nacional. Pronto, este deseo sentido por miles de españoles verá la luz en las manos de un escultor que ya tiene grandes figuras en el centro de la capital de España.

Para nosotros esta noticia tiene un especial interés y un sabor familiar de carácter onubense. La donación ofrecida por don Diego Murillo es simplemente el reflejo del carácter, la valía y la entrega de este profesional, ligado en parte a Huelva.

Conocí a Murillo con motivo de las obras de reformas realizadas en el edificio del Colegio de Médicos, donde hoy el salón de actos de la institución médica onubense lleva el nombre de este ilustre prócer y amigo.

La unión familiar de este personaje, mecenas de muchas cosas, con nuestra provincia viene de un familiar suyo que ejerció de médico en La Nava, en plena Sierra de Huelva, donde dejó un recuerdo imborrable por su entrega profesional y generosidad.

Don Pascual Murillo, éste era el nombre de tan recordado galeno, conocido en todos los pueblos serranos. La primera vez que le vi fue con motivo de una conferencia que di en unos actos promovidos por dicho médico: las Fiestas del Melocotón. La última, con motivos de un triste accidente en la Dehesa de los Valles, en el termino de Cumbres de San Bartolomé, donde demostró todo su carácter profesional, de sacrificio y entrega, por salvar una vida en un voraz incendio.

La familia Murillo es de nuevo recuerdo, para mí, en estas dos vertientes llenas de generosidad.

El monumento que se va a levantar en Madrid en homenaje a todos los sanitarios que lucharon y luchan contra la pandemia proclamará la grandeza de estos hombres y mujeres ejemplares de nuestro siglo.

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