Rebajas fiscales

Subir los impuestos a los más ricos o las grandes empresas ya no es matraca de comunistas sino del propio BCE

En la campaña electoral más larga que se recuerda, el debate se centra ahora en el asunto fiscal, o habría que decir mejor en la rebaja fiscal. Está bien pensado como detonante, porque aunque todos pagamos impuestos, estos no gozan de buena fama. La opinión general es que pagamos demasiados, que van a parar a "la caja de Sánchez" y que, para que otros se escaqueen, mejor no los pago yo tampoco.

Y ahí andamos, enzarzados en una batalla sobre quién propone la rebaja mayor. Una sola voz disonante en todo esto: subir impuestos a los más ricos o a las grandes empresas ya no es una matraca de gobiernos socialcomunistas, sino la recomendación del mismísimo BCE. Lo proponen, dicen, desde el punto de vista de la justicia y desde una perspectiva macroeconómica, para financiar programas que protejan a los más vulnerables. Llama la atención que en la misma frase se hable de justicia y de macroeconomía, que en la cultura neoliberal suelen ser antónimos irreconciliables.Y sin embargo, hasta por pragmatismo hay que abordar cuestiones éticas, como han entendido quienes mueven los hilos de un sistema donde el capital impone sus reglas. Todo ello, sin olvidar que no existe fiscalidad neutra: cualquier modelo que se aplique parte de y sirve a una ideología.

No sabemos si esta competición llevará a la reforma fiscal que prometió el gobierno y que la sociedad española necesita, o estamos ante parches sucesivos alentados por temores electorales. Porque lo primero en el debate es decidir qué Estado del Bienestar queremos, y una vez consensuado esto, establecer el sistema tributario que nos permita sostenerlo. No es al revés, como está sucediendo. Ese es el planteamiento valiente que deberían hacernos quienes gobiernan, el de un modelo proporcional y redistributivo que por un lado garantice la justicia (sí, otra vez la palabrita) y por otro combata el fraude fiscal. No tendremos contribuyentes ejemplares si no tenemos un sistema tributario ejemplar. Con crímenes tributarios impunes, ¿cómo vamos a cambiar la conciencia de los ciudadanos sobre los impuestos?

Por eso es bueno que la cuestión fiscal salte al centro de la discusión social y política. Ya tenemos experiencia de que las rebajas en el IRPF desembocan en impuestos indirectos, que afectan más a las clases más bajas. ¿Esa falta de control democrático es el destino inevitable de nuestros impuestos, o tiene sentido reclamar una fiscalidad más justa para una sociedad más solidaria?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios