¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Razón de Estado

La Razón de Estado no sólo pasa por vender armas a Arabia, si no también por que se deje de demonizar a media España

Apuntemos una paradoja del Ejecutivo Sánchez: su obsesión por perseguir a Franco más allá del río de los muertos unida a su complacencia con las dictaduras y teocracias contemporáneas, como Arabia Saudí, Cuba o China. Parece que el arrojo democrático se le agota a nuestro presidente en su lucha con los autócratas difuntos, dejando para los vivos la comprensión y la palmadita. Somos conscientes de que, al leer esto, más de uno puede poner cara de Mitterrand y pronunciar las dos palabras mágicas con las que las democracias occidentales justifican sus miserias: "Razón de Estado"- Arte dello Stato, que diría Maquiavelo con divina musicalidad-, además de recordar las manoseadas letras que el florentino escribió en sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio ("Que la patria se debe defender siempre con ignominia o con gloria, y de cualquier manera estará defendida"), pero toda esa retórica del poder nunca podrá esconder la sencilla y desnuda realidad.

Al mismo tiempo que la izquierda asusta con el Momo de la ultraderecha y amenaza con sacar una ley para ilegalizar o meter en la cárcel a todo aquel que no comparta su sesgada visión de la reciente historia de España, el presidente Sánchez ha tenido que subirse al estrado del Congreso para decirle a sus señorías que el interés de España pasa por seguir vendiendo bombas a un siniestro régimen medieval situado en un lejano y ardiente desierto (adiós a los derechos humanos, al MeToo, al Nunca Máis, al No es no…). Si Pedro Sánchez hubiese tenido a Quiñones como asesor político (cosa improbable en este mundo de cretinos computerizados) lo habría expresado, tras aclararse la garganta, con un quejío comprensible para todos: "Qué desgraciaito aquél que come/ el pan por manita ajena/ y siempre mirando a la cara si te la pone mala o buena". El hemiciclo habría sido una explosión de palmas y olés. ¿A quién no conmueve esa verdad tan castiza como universal?

Tiene razón Pedro Sánchez. El interés de España exige que se siga vendiendo armas a Arabia Saudí; pero también que su Gobierno y sus apoyos parlamentarios cesen en la demonización de medio país, en la manipulación de los sentimientos y de la historia para sacar réditos electorales, en su calculada pasión necrológica... El Arte dello Stato pide que el Ejecutivo gobierne para todos y no se siga agrandando una brecha que empieza a tener proporciones preocupantes. Que se deje descansar en paz a los muertos y, sobre todo, a los vivos.

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