Quitarnos la 'gafa'

Es un día fantástico para empezar a dimitir de esa ciudadanía de consumidores universales

El domingo por la tarde Juan, llamémosle así, llamó sorpresivamente a la puerta de mi casa, era un repartidor de pedidos on line. Tras conversar con él deduje que el tipo necesitaba entregar en fines de semana, ganaba un dinerillo extra y además mejoraba su escalafón como repartidor. En cuanto lo despedí comprobé si yo había permitido, aunque fuese inconscientemente, lo de entregar un domingo por la tarde, y efectivamente, tenía activada esa opción. Para colmo puse en el buscador la secuencia ética-trabajo-fines de semana y me salió como primera opción un libro de Trabajo Social que se vendía ¿cómo no? en Amazon. No pude más que agachar la cabeza y asumir que era otro súbdito más de esas megacompañías-estado llamadas GAFA.

GAFA es el acrónimo con el que se conoce a las grandes tecnológicas de nuestro tiempo: Google, Apple, Facebook y Amazon, y que son el consorcio que dicta hoy día las reglas de conducta de los ciudadanos-consumidores. Se caracterizan además por ser empresas que operan al límite de la legalidad con total impunidad, están ancladas en paraísos fiscales para no repartir beneficios donde venden y han sido señaladas claramente por la Comisión Europea por posición dominante y por no proteger el derecho al anonimato de sus consumidores. Podríamos decir que nacen directamente para responder a esa secuela de la globalización llamada Pensamiento Único, una uniformidad de pensamiento y de acción impuesta por el hombre rico occidental sobre el resto de la humanidad, en la que todo puede ser considerado mercancía, incluso cosas tan respetables como el trabajo o los recursos naturales y de la que además todo aquel que se sale puede ser acusado de peligroso, o de salvaje, e incluso ser catalogado de "derrocable".

Hemos ido tragando durante años con la bendecida integración comercial, con la fantástica ultra-comunicación y con la irremediable economía digital, y ahora son esas empresas y sus imitadoras las que tienen la sartén por el mango. Pero el "uberizado laboral" de este artículo me adelantó cuál sería la siguiente batalla por la supervivencia, el Black Friday, sería su particular maratón laboral y también otro empujón colectivo al abismo. Es un día fantástico para empezar a dimitir de esa ciudadanía de consumidores universales, para boicotear el vasallaje que nos impone la publicidad y para, cómo no, quitarnos por fin la .

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios