Quini (Zipi) - Puchi (Zape)

Fíjense en la superioridad de la que presumen que el pueblo votó más a una gaditana que a él

Imbuido de lo que Quini -vaya tela el nota- denomina la "intensidad que demanda el periodismo", me siento legitimado para hacer una especie de ensoñación político-frívola de lo que sucede en ese territorio español llamado Cataluña. Y lo hago desde mi condición de ciudadano de una región con entidad y singularidad propia reconocida por toda la Historia Universal, sin manipulaciones ni reinterpretaciones interesadas quinientos años después de convertirnos en nación única e indisoluble. Por cierto, los Reyes Católicos recibieron a Colón en Barcelona, ¿curiosidades de la historia?, a la vuelta del Descubrimiento.

Dicho esto, vayamos al tema de hoy. El Quini y el Puchi que, quizás brinden con cervezas belgas o alemanas, con el "alboroto" -palabra derivada de zipizape- que están formando se han convertido en un remedo de los gemelos del tebeo asignados a Pantuflo Zapatilla, con curiosas aficiones: ¿negocios bancarios, políticos…? Y Jaimita, la matriarca de perfil "conventual" laico y aficionada a la jardinería, en un ejercicio de gimnasia mental identificativo para entender las trayectorias díscolas, maniobreras, falseadoras, xenófobas, supremacistas… de esos dos Zipi y Zape de pacotilla que resultan superponibles a sus referentes infantiles, salvo en el gracejo propio de la infancia.

Sin embargo, tienen ambos un problema pues por mucho que dilaten la ejecución de sus cuitas legales, ¿qué sería de Bruselas sin las instituciones europeas?, su castigo habrá de llegar y no será encerrarlos en el "cuarto de los ratones" según el código del don Pantuflo auténtico sino algo mucho menos tétrico, pero sí bastante más duro.

Todo ello sin contar lo que pueda tardar el Quini (Zipi, por ejemplo) en traicionar a Puchi (Zape) cuando le coja gusto al cargo, mientras le dure y hasta que lo envíen al carrer para entrar en el talego. No olvidemos que Zipi iba el undécimo en la lista y se encuentra de pronto, digitalmente, de un puesto de relleno en la Presidencia de Cataluña, prometiendo lealtad al pueblo catalán, precisamente, el que dio mas votos que nadie a Arrimadas. Fíjense en la superioridad de la que presumen Zipi y sus seguidores que el pueblo votó más a una gaditana que a él. Significativo, ¿no? El malaje manda, pero el rigor de la legalidad y la democracia acabarán imponiéndose.

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