Fernando De La Torre

Queramos lo que tenemos

POR azares de la vida, por el destino o simplemente por que Dios así lo ha dispuesto, he podido conocer en estos días atrás otra Semana Santa. De otro lugar, con otras costumbres, con otra forma de hacer las cosas. Sencilla, humilde, en pleno crecimiento, con mucho camino por delante en cuanto a enseres, pasos, cuadrillas.... en fin, con muchísimo camino por andar. Pero, ¡que Semana Santa!, ¡que cofrades!, ¡que ilusión!, ¡que ganas de vivir su Semana Mayor!. Cualquier cosa, por nimia que pareciera, era motivo de algarabía, de sonrisas y de regocijo. Hasta el más mínimo detalle me fue mostrado, desde el maravilloso casco romano realizado con todo el ingenio del mundo y un casco de albañil con purpurina, hasta ese canasto que "antes era de la Virgen y por eso lo pintamos de color plateado y ahora como es del Señor pues pintura dorada al canto", pero ¡cuánto orgullo en sus caras reflejado!, "mira, ( me dijeron), este año hasta tenemos algunos "reservas" en la cuadrilla. ¡somos ya casi veintiocho!" y mientras observaban embelesados las fotografías que yo desde aquí les había llevado, puedo asegurar que vivían transportados a la misma Gloria absolutamente alucinados con el paso de las Tres Caídas, el Bendito Rostro de Jesús Nazareno o cualquier cosa que yo les comentara de nuestra tierra.

Me tenían como un maestro en esto de la Pasión de Cristo cuando la pura realidad era que ellos me estaban dando la lección más grande que jamás en mi vida cofrade he podido recibir. La ilusión, el orgullo y la unidad que ellos muestran son un ejemplo equiparable con la más grande cofradía que exista en el mundo. Todo lo absorbían, todos sin fisuras y haciendo grande a mis ojos su Semana Santa. Jóvenes músicos, cofrades veteranos con la añoranza de sus benditos pueblos de su Madre Andalucía, capataces abnegados y conscientes de su responsabilidad, y unidos, unidos por un lazo común, sus tradiciones y el amor a su tierra aunque al fin y al cabo sea su tierra de acogida. ¡yo sì que estuve estos cuatro días en la Gloria!.

Por eso, querido lector, querido cofrade de Huelva, por lo menos yo he tenido que ir a la otra punta de España para darme cuenta de que si no defendemos lo nuestro juntos y nos dejamos de laudos, de "politiqueo" mal entendido en nuestras cofradías, de mirarnos a nuestros propios ombligos, de querer imponernos a base de "tonterías" dejando la ilusión y el orgullo y la veneración por nuestra Semana Santa, nunca podremos ser tan felices como ellos.

Lo que es la vida... vete a un sitio donde tú ni creías que había estas cosas de pasos y cofradías y aprende la Magna lección a recibir por todo el que se sienta cofrade: unidad, ilusión y amor por lo que tenemos. Esa es la clave.

Un beso fuerte a la gente de L´Hospitalet porque de verdad, de allí he venido con la lección bien aprendida con su ejemplo.

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