El lanzador de cuchillos

Putin no está solo

Putin llegó al poder en el año 2000 para salvar a Rusia del caos destructivo postsoviético

La percepción del populismo ruso totalitario está condicionada por la diferente significación de los conceptos democracia y populismo en Rusia y en Occidente. Un estudio de Natalia Bubnova, que fue investigadora del prestigioso Carnegie Moscow Center, demuestra que desde el colapso del comunismo existe una gran confusión entre los rusos en torno al significado de la democracia. Este desconcierto es debido a que se han considerado democráticos ideologías y regímenes que en Occidente han sido vistos como comunistas o autoritarios (Jakob Talmon los definió con un oxímoron genial: democracias totalitarias).

Vladimir Putin llegó al poder en el año 2000 para salvar a Rusia del caos destructivo postsoviético: las privatizaciones ilegales, la corrupción, la pauperización generalizada, la mafia. Y con un propósito en relación a la política exterior: acabar con la influencia europea y americana en los usos y costumbres y recuperar el orgullo herido. Como recuerda Mira Milosevich, el putinismo ha pasado por dos fases: en la primera, desde el año 2000 hasta el primer conflicto de Ucrania y la anexión de Crimea en 2014, presentó al presidente como un líder carismático que se ocupaba de proteger al pueblo de los oligarcas. Desde 2014, con la caída de los precios del petróleo y las sanciones impuestas desde Occidente por el conflicto ucraniano, Putin aparece como un líder geopolítico que se propone recuperar el prestigio internacional: la vuelta de la Gran Rusia. En esta nueva fase, los oligarcas ya no son un problema: son sus aliados.

Antes de 2014, aproximadamente el 60% de la población rusa aprobaba la gestión de Putin. Desde la anexión de Crimea, el presidente ruso goza de una popularidad hasta entonces inédita: según el Centro Levada, le apoya entre el 80 y el 88% de los rusos. El Putin criminal de guerra es mucho más popular que el Putin salvador del pueblo. En la campaña electoral de 2012, Putin había prometido a su electorado que ganaría los comicios con las siguientes palabras: "Nosotros somos un pueblo victorioso. Eso está en nuestros genes, es un código genético". Rusia, como afirmó Ralf Dahrendorf, perdió "la hora del abogado": nunca entendió la importancia de la preponderancia de la ley y la Constitución. El modelo de Estado que se basa en incremento del territorio, poder militar, estatus internacional y poder carismático del líder representa, para las élites y la masa popular, el patrón a seguir. La invasión de Ucrania no es la obra de un loco solitario.

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