Una sociedad que exalta con desmesura el emprendimiento y la competitividad como un valor asegurado produce personas que entienden la vida solamente como una lucha en la que hay que arriesgarse, pero arrimándose al "árbol" más fuerte. Como resultados colaterales: una prisa excesiva por llegar primero adónde sea y con los medios que sean; alguna que otra mal disimulada "zancadilla" a aquél que más corre y muchas carreras hacia una meta casi siempre incierta y mediante un acercamiento "gatuno" a quien gobierne, da igual la ideología, no sea que "me quede fuera".

Nuestro actual estilo de vida, labrado a pulso por aquéllos que ven intereses económicos en todo, premia y enaltece las pasiones: pasión para levantar negocios, pasión para luchar (siempre al lado del poder, claro), pasión para caerse con un partido y levantarse con el otro… Se olvida que en el lado opuesto de la pasión está la razón y que arrinconar la razón conlleva marginar la prudencia.

No ha utilizado la razón Cruz, el alcalde de Huelva, que ahora se lleva las manos a la cabeza con los presupuestos elaborados por el Gobierno central. De modo que, desde su punto de vista, dichos presupuestos no son equitativos para Huelva… Es decir, que lo justo es lo que él ha promovido: sacar de los presupuestos para una ciudad con severas carencias, una tajada de millones de euros para el Recreativo. Es lo que traen las grandes pasiones, que llegan a nublar la mente y hay cosas que no sólo se piensan sino que se dicen abiertamente y sin pudor.

Se puede perder la prudencia y hasta la cabeza, cuando se pretende hacer política desde el resentimiento personal. Serrano, de Vox, no sólo vocifera con la inquina de quien piensa que se le ha tratado injustamente, sino que se permite criticar las denuncias por violencia de género sin tener respuestas (para la Sexta) sobre datos de denuncias o de número de mujeres vigiladas por su seguridad…

Si fuese cierto lo que decía Aristóteles, que sólo los prudentes pueden decir en qué consiste la prudencia, la RAE terminará eliminando ese sustantivo del diccionario, porque siendo ésta la lente más útil para ver las pasiones tras el cristal de la razón, resulta que hoy los empoderados por las redes sociales, ignoran los semáforos rojos y se lanzan al vacío, azuzados por sus (actuales) pasiones.

Cuántos "digo" pero queriendo decir "Diego" nos quedan por admirar. Cuántos improvisados "siempre lo vi así" tendremos que soportar… A San Sebastián, hoy, le pediré paciencia.

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