El Pregón de Semana Santa es el magno acontecimiento que enmarca el inicio del ciclo pasionista como celebración específica, sustancial y vertebral de las hermandades de penitencia. Evento de tan singular trascendencia es una cita imprescindible para muchos cofrades y ciudadanos en general, incluso para quienes no pertenecemos a ninguna hermandad, aunque sintamos -es mi caso- una especial predilección por las más austeras y penitenciales. Este año el pregonero es Manuel Marín de Vicente-Tutor, hijo de pregonero, dos veces pregonero para ser exactos, Manuel Marín Delgado, de cuya larga amistad nos sentimos orgullosos quienes trabajamos con él en la radio pero también en diversos ámbitos de la cultura y el arte que supo auspiciar y dirigir con admirable rigor estético: su impresionante Passio, escenificación plástica de la Pasión de Cristo; el inolvidable y grandioso Fiat América y otros numerosos acontecimientos como su impagable Exponuba, que fue en los años 60 un digno precedente de cuantos esfuerzos se han hecho después por dar a conocer y propagar los atractivos históricos y turísticos de la provincia de Huelva.

Nuestro pregonero de esta Semana Santa, con quien tuve el honor de velar sus primeras armas en la profesión periodística en la Cope cuando estaba en la calle del Puerto, Manuel Marín de Vicente-Tutor, es editorialista y columnista de Abc, profesor asociado de Áreas de Especialización Periodística de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, prestigioso analista político en la Cope, RTVE, Telemadrid, 13 TV y RNE, miembro de la Junta de Gobierno, pregonero y capataz general de la Hermandad de los Estudiantes de la capital de España y costalero del Prendimiento de Huelva -30 años a sus espaldas, nunca mejor dicho-, es sobre todo un cofrade comprometido, plenamente consciente de su responsabilidad a la hora de pregonar la Semana Santa en su justa dimensión actual, en su trascendencia e importancia, como "un círculo perfecto", vistiendo a Huelva de cofradías y a través del visor incomparable y privilegiado del respiradero, desde la más íntima perspectiva del costalero anónimo en el esfuerzo sublime de la trabajadera, haciendo suyo cuanto representa una procesión, la más vital, rotunda y auténtica realidad de lo que significa la celebración pasionista y el espíritu penitencial.

Investido de su fe cofrade, que "no es una fe menor", capaz de acercar la religión a todos, imbuida según él de muchos elementos positivos, inspirado ante todo y sobre todo por sus propios sentimientos, sin deslumbrarse por el oropel del barroco, expondrá el pregón que brotará de lo más íntimo de su corazón. Estoy seguro que Manolo Marín, más que en su elocuencia, que sin duda la tiene sin florituras gratuitas, estará preocupado, como experto comunicador, en expresar su profunda convicción cristiana y sus más entrañables sensaciones de una Semana Santa que conoce profundamente, que admira y ama con apasionado fervor.

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