Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Piromanía

El Infoca sabe cómo extinguir incendios forestales, pero aún somos incapaces de apagar a quienes hacen arder las redes

Como se ha comprobado, el Infoca sabe cómo extinguir incendios forestales, pero aún somos incapaces de enfrentarnos a los pirómanos de las redes. Mientras los bomberos mantenían la calma frente a las llamas, la Guardia Civil desalojaba o aislaba, los consejeros y ministros -por vez primera- evitaban el enfrentamiento y los vecinos colaboraban, los trolls salieron de sus cavernas para revolcarse sobre el fango de la indignación. ¡Arden las redes!, se grita como gran novedad, cuando en realidad el estado anímico de Twitter es ése: incendiar, crear la polémica, indignar, volver majareta al personal y, en demasiados casos, confundir. Desde bien temprano, un grupito, el mismo de siempre, muy eficaz en la propaganda, morado de indignación, que estableció un supuesto vínculo entre la intención del incendio de Moguer y una presunta recalificación de terrenos, del que estaría detrás Gas Natural. A pesar de que hay varias leyes que lo impiden y de la protección de parte del espacio como parque natural, y de la limpieza de la compañía, los conspiranóicos echaron la tarde.

Muchos de éstos son adanes que han descubierto esta semana que en Andalucía hay incendios y que Doñana no se salvará sin su actuación. Doñana lo comenzó a salvar unos cuantos pajareros de WWF y Mauricio González Gordon, que fue quien le escribió a Franco una carta para evitar que se repoblase con eucaliptos ese espacio. Después vinieron muchos; entre ellos, los primeros grupos ecologistas -los de Juan Clavero, Jesús Vozmediano, Purificación González de la Blanca... pioneros que cabían en un Seiscientos pero que daban ruido como si llenasen un tráiler-, científicos y directores de la Estación Biológica, como Castroviejo y Delibes, y un puñado de políticos -sí, de políticos-, que creyeron en ello. Aun así, es verdad, Doñana estará siempre en peligro, está cercada por poblaciones y por una fuerte presión agrícola, que está agostando sus acuíferos.

Hay algo positivo en el incendio de Moguer, ojalá se pase del negro hollín al verde piñonero y la ola popular de apoyo mostrado en estos días sirva para congelar el avance de los cultivos, muchos de los cuales llegaron con nocturnidad, y garantizar la regeneración hídrica. Por lo demás, la naturaleza es más potente de lo que pensamos, el fuego fue rápido, en terreno llano y voló de copa en copa: este otoño se podrá observar un renacimiento natural, aunque hará falta ayudar y no estaría de más que se apoyase la siembra de un sotobosque. Y que se quemen otros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios