Pepe 'Hucha' y Amancio

En el momento de ponernos la bata para el ejercicio profesional, no caben más ideologías que el rigor clínico

Me pide el cuerpo escribir sobre Pepe Hucha -es una simple traslación doméstica al castellano del Pep Guardiola (hucha en español)- el individuo que nos insulta a todos señalando como autoritario al Estado español, pero amigo, representante y publicista del modélico Qatar. Pero como no ofende quien quiere sino quien puede, el señor Pepe Hucha (bien llena, por cierto) es libre de opinar como quiera, sin embargo, el insulto, la falsedad, la incoherencia de su discurso… junto a sus afanes manipuladores y demagogia, lo ponen en evidencia y resaltan su mediocridad personal, por mucho que en su día lo calificaran metafóricamente como "miccionador de colonia".

Dicho esto, lo que de verdad me parece lamentable, aunque no obvie lo trascendente del tema anterior, es la cuestión de la donación de Amancio Ortega.

Destacaré algunos aspectos del debate suscitado desde el ámbito político y lo que es, a mi juicio, más grave por determinados sectores sanitarios.

No soy más, pero tampoco menos, defensor de la sanidad pública que otros y ahí está mi trayectoria profesional dedicada por completo y exclusividad a la misma. Me duele pues que se desvíe el debate -no veo los motivos para el mismo- por una acción de mecenazgo hacia análisis colaterales, que nadie ha mencionado, sobre la rectitud de comportamientos ni la obtención de ventajas o beneficios como empresarios, en aspectos fiscales, laborales… por esta acción filantrópica.

Es presuponer demasiado y poner en evidencia cierta incapacidad de los gestores de todo signo pues el reparto se hace por la vía de acuerdos territoriales. Como es demagógico decir y argumentar que el sistema no puede depender de donaciones porque es llevar la cuestión a un terreno absurdo y generador de una rotunda falacia.

Por fin, requeriría mucho más espacio, pero ideologizar una donación de este tipo por los propios profesionales roza la mezquindad, y el extremeño Fernández Vara, presidente y médico, sabe que no dice la verdad cuando alude a la dependencia del sistema -me gustaría saber si ha renunciado, por coherencia, a su parte- y le diría a él y a todos mis colegas, que la libertad de opinión y de voto son indiscutibles según la opción política personal pero en el momento de ponernos la bata para el ejercicio profesional, no caben más ideologías que el rigor clínico y el beneficio a nuestros pacientes.

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