La firma

Antonio / Fernández Jurado

Partitocracia

V ivimos en unos tiempos en los que muchos -tras la caída del Muro de Berlín y la europeización del socialismo en los años previos- pensaron que las controversias por las ideologías iban camino de la extinción. En nuestro país, por otra parte, y tras casi una generación que sólo ha conocido el sistema democrático, también parecía que todo se iba reduciendo a un forcejeo por ocupar el centro político, con lo que se iban alejando de radicalismos los oponentes de los distintos partidos con una consecuente polarización bipartidista en las legitimas aspiraciones de Gobierno.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el retroceso en la dirección apuntada es notorio. Y es así porque de pronto se ha producido una especie de rearme de ideologizaciones, no suficientemente sustentado en una sistematización teórica de las verdaderas ideas sino por la vía del reforzamiento partitocrático. Los aparatos mandan, deciden e imponen, y la propaganda y la mercadotecnia electoral predominan sobre los intereses generales y del Estado; la destrucción que no el debate con el oponente es el objetivo y, en consecuencia, nos vemos envueltos por toda una desvirtuación de los valores democráticos reales. Así, nos encontramos con situaciones aberrantes en lo que se refiere a las garantías para los ciudadanos, en la aplicación de procedimientos, en la reiteración -con carácter defensivo- de la negación de propuestas que ni siquiera están planteadas en las negociaciones de todo tipo, pero cuya mención puede producir réditos electorales. Se hacen acusaciones sobre blindajes contractuales, cuando no hay clase más blindada en sus retribuciones que la política. Se demonizan, sistemáticamente, entre los adversarios como si los problemas no afectaran a todos y como si con ello se resolvieran los mismos, en lugar de entrar a fondo en el debate sobre las cuestiones y las posibles alternativas para su solución… En fin, todo un caos, probablemente, calculado con pretensiones de rentabilidades partidistas.

Y no es este comentario negativo para con las ideas, muy al contrario. Las ideas importan y tienen más o menos peso e impacto en función de la razón en la que se sustentan y que usadas correctamente pueden dirimir las disputas y orientar para alcanzar la proximidad de la verdad. Pero para ello hay que alejarse del relativismo, el sectarismo, el radicalismo…y de la partitocracia que, como decía hace algunas semanas, parece pretender que seamos cada vez más súbditos y menos ciudadanos. Terrible.

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