Pablo Sycet acaba de recibir la medalla de oro de Gibraleón, que la villa ha otorgado a una persona que nunca se ausentó de ella, aunque estableciera su domicilio en Madrid hace medio siglo. A Madrid fue a estudiar Periodismo, allí vivió los últimos años de la dictadura y, llegada la democracia, su trayectoria artística y personal quedó imbricada de modo irreversible con el movimiento de renovación/revolución cultural que se conoció como la Movida madrileña y que desde los primeros 80 fue, más que un soplo de aire fresco, un tornado que con centro en la capital de la nación se extendió de forma centrífuga hacia las periferias: Barcelona, Bilbao, Málaga, Valencia, Vigo,… barriendo el inmovilismo que había atenazado la cultura durante la larga noche del franquismo.

Sycet es un artista de registros variados: pintor, diseñador gráfico, letrista de canciones, pero se ha implicado también en la organización de exposiciones, la producción musical o las tareas editoriales. A todo ello hay que añadir su presencia en la red, desde 2015, con la elaboración diaria de "postigos" -nombre que evoca las ventanas de la habitación de su infancia olontense-, en los que alterna su visión perspicaz de la actualidad con la evocación de un rico anecdotario extraído de sus propias vivencias, aderezado con las fotos pertinentes y acompañado indefectiblemente de una canción. Yo le he dicho que, grano a grano y casi sin quererlo, está creando una valiosa crónica de la Movida que contribuyó decisivamente a la higiénica ventilación del solar patrio y, en definitiva, a la transición cultural. Otro impulso característico de su poliédrica personalidad es su pasión coleccionista.

En los últimos tiempos, he tenido la oportunidad de hablar frecuentemente con Pablo Sycet. Yo resaltaría en él la coherencia de su modo de actuar con unos principios forjados a lo largo de los años; por otra parte, me parece que en él coexisten una tendencia individualista, que forma parte de su originalidad como artista, y una mente abierta y disciplinada que facilita el trabajo en equipo. Una decisión meditada le conduce a crear la Fundación Olontia de Arte Contemporáneo, un puente de arquitectura emocional entre la Villa y Corte y su villa natal, llamada a ser un factor de dinamización de la cultura en la localidad, con repercusiones favorables, sin duda alguna, para Huelva y el resto de Andalucía. (Continuará)

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios