Se lo oí a Íñigo, un amigo vasco residente en Sevilla y enamorado de la ciudad: "Jaime, los conversos somos los peores". Explicaba con esta frase su devoción por la tierra de acogida, que traducía en hechos compatibles con el cariño por el terruño natal. Una devoción que tienen muchas personas como un germen de diversidad que se conjuga de forma natural con las esencias locales, todo lo contrario de lo que sucede con los nacionalismos y su penoso rechazo al "extranjero". Creo que en Huelva el sentimiento puede ser más intenso, pues una nota distintiva del carácter onubense es el sentido de la hospitalidad. El llegado de fuera se siente bienvenido y este hecho origina en él un impulso de correspondencia, dando lo mejor de sí mismo y contribuyendo a crear un círculo benéfico de acciones y respuestas plenamente positivas, convirtiéndolo en un "converso" en el mejor sentido de la palabra.

Algo así he sentido en cada una de las etapas personales y profesionales que se han sucedido en el tiempo que venimos habitando en este rincón de la nación. En los aspectos personales, suelo hablar de mis raíces castellanas y de las ocho vigorosas ramas choqueras que forman hoy la copa del árbol familiar que sigue creciendo. En lo profesional, primero fui testigo de primera fila de un capítulo brillantísimo de la historia de la agricultura de Huelva. Después, desde hace doce años, he visto cómo cada otoño surgían en Huelva frutos de cultura en los que se fusionaban los sabores de las creaciones de aquí con las que venían del otro lado del océano. Muchos son los artífices de este Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb). Con el reconocimiento a todos ellos, debe resaltarse la figura señera del que fue su sostenedor y mecenas, José Luis García Palacios, al que el OCIb rendirá homenaje en esta edición y a quien debo agradecer además la llamada, hace un tercio de siglo, que motivó mi venida y la de mi familia a Huelva.

Vivimos la víspera de una nueva edición del OCIb. Hoy mismo se presenta al público una espléndida programación. Su primera página, mañana mismo, va a mostrar una de las mejores revistas culturales que han visto la luz en España: ConDados de Niebla, de la mano del que fue su director, Juan Cobos Wilkins, y de Pablo Sycet, que dejó en ella la impronta de su arte. Seguirán muchas otras hojas otoñales que llenarán de arte y belleza el otoño onubense. Les animo a participar.

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