La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Nadie peleará por Ucrania

Ningún Gobierno se implicará en una guerra con armamento nuclear de por medio, y ningún pueblo la aceptaría

Qué se puede hacer desde el mundo libre para pararle los pies a Putin y salvar a Ucrania? Por desgracia, nada distinto a lo que se está haciendo: rechazo político y sanciones. El mundo ha retrocedido cuarenta años, volvemos a la Guerra Fría y Ucrania está en la zona de influencia geográfica e histórica de Rusia. No tiene salvación.

En cuanto al rechazo a la invasión y condena de la guerra, su relevancia es limitada: el máximo organismo de gobernanza y cooperación internacional, la ONU, no puede aprobar ninguna resolución condenatoria porque Rusia tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad (y China, que la avala en esta aventura antioccidental). Las súplicas del secretario general Guterres no afectan lo más mínimo al Kremlin. Lo mismo cabe decir de la OTAN y la Unión Europea.

¿Sanciones? Son duras y correctas. Sin duda causarán serios perjuicios a la economía rusa y a la sociedad. Pero sus efectos han de ser matizados. En primer lugar, también dañarán a la economía occidental mientras siga dependiendo parcialmente de Rusia en materia de gas, petróleo y comercio. Segundo, la clase reinante en Rusia se las apañará para hacer recaer el grueso de las consecuencias en el obediente pueblo sobre el que mandan. Los jerarcas suelen sortear los embargos y represalias financieras (salvo la molesta prohibición de viajar al extranjero). Y tercero, la idea de que la economía mundial sufra una nueva recesión, las bolsas se hundan y la situación general sea de desestabilización e incertidumbre no es algo que atormente a Putin ni altere su ensoñación imperialista. Son asuntos secundarios cuando está en juego el destino de la Gran Madre Patria. Y siempre tendrán el alivio del paraguas chino.

La otra alternativa es sencillamente imposible: responder a la guerra con la guerra sería una catástrofe aún mayor que la del sacrificio de la libertad de cuarenta y tantos millones de ucranianos y la vida de unos cuantos miles. Ningún Gobierno está dispuesto a implicarse en una guerra con armamento nuclear de por medio. Ningún pueblo la aceptaría. Empezando por el nuestro, que ni siquiera admite mayoritariamente una misión puntual de escaso riesgo en territorio extranjero y ante cualquier acción antiterrorista imprescindible siempre se pregunta qué se nos ha perdido allí y prefiere que el riesgo lo corran otros.

Ucrania va a ser sacrificada por todos nosotros. Somos hombres de paz, ¿no?

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