Muchas veces la vida nos hace, por circunstancias variadas, casi siempre el olvido forzado por el quehacer frenético de los días, olvidar a destacados artistas que compartieron su tareas y amistad con nosotros, que merecen un constante afecto por sus obras. Me voy a referir a un aspecto sonoro de las bellas artes, la música. La pasada Semana Santa onubense, en las salidas, recogidas y lento procesionar de nuestras Hermandades, algunas no se olvidaron de ese gozo de ver a sus imágenes con sones musicales especialmente dedicadas a sus titulares. Sin embargo, la mayoría se olvidaron de composiciones hechas en maravillosa inspiración por autores, profesores onubenses, para ocasiones tan esperadas como estos homenajes cofrades en la calle.

Aguardaba, en una esquina netamente choquera, junto a las Hermanas de la Cruz, en la plaza Niña esperando la brillante y emocionante salida de la Esperanza de su capilla. Muchas veces he asistido a la interpretación de marchas dentro del templo, antes de que la luz de la tarde primaveral iluminara el rostro sin igual de la imagen de la Virgen. Casi siempre disfrutaba una marcha compuesta por un hermano de la cofradía, músico y enamorado de su titular mariano. Este año no pudimos deleitarnos con los compases emocionantes que un gran compositor dejó como su mejor oración a la Esperanza coronada,

La marcha era la que un dia vi nacer en la amistad de mi vecino Emilio Molero Monis. Una marcha llena de vida, de entusiasmo devocional, para soñar la vision de un palio mecido con amor. Pocos días antes,el Domingo de Pasión, esa marcha fue interpretada en un concierto espectacular por la Orquesta Colombina Onubense y su notas abrieron, para muchos, el pórtico de una Semana Santa llena de religiosidad y arte. Emilio Molero perteneció a una generación de artistas onubenses que dejó, en su profesionalidad, composiciones que han pasado a la historia de nuestra ciudad ( Mi Huelva tiene una ría,Punta Umbría,Esperanza, Nazareno, etc.). Su música también llenó, en bella inspiración, el pentagrama religioso en obras que perduran en el recuerdo. Este hecho de no potenciar más a los músicos onubenses se da desgraciadamente con frecuencia. Romper una lanza en su memoria debiera ser obligado en un acto de reconocimiento y agradecimiento. Recuerdo la noche que se estrenó en Huelva en la parroquia mayor de San Pedro la marcha procesional Descendimiento por la Banda Municipal, dirigida por el autor de la composición el célebre y querido profesor Manuel del Castillo. Fue inenarrable. El maestro Castillo fue una persona muy admirada en Huelva. Tenía un comercio de música en la calle Concepción y compartió su arte elevando a la Banda Municipal con aquellos conciertos las mañanas de los domingos en la plaza de la Monjas y las noches de los jueves en la plaza de la Merced. Fueron figuras de la música onubense que debemos recordar con cariño y admiración, en su entrega al arte y la fama de nuestra ciudad. Vamos a intentarlo un poco. (Continuará).

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