La playa da muchas horas para pensar. Minutos para meditar y segundos para reírse de las muchas imbecilidades que hacemos los humanos cuando queremos cambiar las cosas por los modernismos, las circunstancias y la fatua banalidad de las corrientes que se imponen.

Estoy oyendo la radio tendido en la arena de la playa y me doy cuenta de que aquella gramática que aprendimos de pequeños y que fuimos ampliando con el paso de los años se nos está quedando obsoleta. Ahora las palabras son otras, los adjetivos varían y los nombres comunes son el común de las irregularidades. Se quiere desarrollar un cierto feminismo gramatical. En los días del cambio, estamos cambiando hasta la Gramática.

Desde hace no mucho y no quiero puntualizar las fechas, estamos haciendo una dualidad de género para designar y puntualizar lo masculino y femenino que va en contra del parecer de la RAE. Sí, de la Real Academia Española de la Lengua. Me encantaría hablar de esto con mi buen y admirado amigo José Luis Gómez, miembro de la Academia y persona de grandes valores, entre ellos el ser onubense.

Pensando en esto me acordé de que tengo que visitar al dentisto, que está de vacaciones con un gran poeto onubense que además es magnífico pediatro y un gran pianisto que es también un maravilloso violinisto.

Como cada semana, iba a mandar mi colaboración como periodisto por internet pero debo tener cuidado de no hacer mal uso de la lengua, por motivos ideológicos o por ignorancia de aquella Gramática que estudié en el largo Bachillerato de los siete años y Reválida o Examen de Estado en Sevilla.

Desde siempre, cuando alguien se dirigía a un auditorio siempre decía: Señoras, señores… Hoy el as y el es ya es dominio general para todos, especialmente para los políticos.

Creo que las palabras deben utilizarse independientemente del género, masculino o femenino, como la gramática siempre lo dejó señalado. Pero hoy día, vaya usted a hablar de reglas fijas. Aquí fijo no queda ya ni las fechas del calendario romano, ni la hora del comienzo de los espectáculos taurinos. Claro que ya hay agionamiento y grupos antitaurinos. Son los nuevos tiempos.

Vamos a dejar las cosas como están porque no hay tiempo de consensos y que cada cual haga lo que le venga en gana, que es lo que normalmente está sucediendo.

Yo voy a finalizar de cavilar en estos complicados asuntos porque tengo cerca a un nene de biberón que es un experto cantante y su madre una generosa cantanta que se puede convertir en peligrosa atacanta y no quiero ser paciente de esta pacienta veraniega de playa.

Se está confundiendo la gramática con el machismo. Y mientras dialogamos, discutimos y opinamos sobre estas cosas, el país sigue a la deriva.

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