Microplástico

Estamos vertiendo al medio ambiente una inmensa cantidad de plásticos diminutos

El salón ofrecía un aspecto desalentador, con los restos de la fiesta del día anterior repartidos por cada rincón. Se recostó en el sofá con algo de comida, para tratar de recomponer el estómago. Encendió la televisión y dejó que las noticias fueran bombardeando su cabeza. Hubo una que le llamó la atención. Interpuso entonces el tenedor entre la televisión y los ojos, y miró a través de sus cuatro puntas, desdibujando alternativamente la televisión y el tenedor. Había escuchado antes algo, algún jirón, pero ahora por primera vez escuchaba la información completa, y comprendía el alcance. O justamente lo contrario: la falta de alcance de aquella noticia.

Se trataba de la elección de una palabra, uno de esos listados que se hacen en diciembre, y que había concluido que "microplástico" era, entre otras igualmente curiosas, la palabra del año. Se refería a esa inmensa cantidad de plásticos diminutos (menos de 5 milímetros) que estamos vertiendo al medio ambiente, o que se escapan a los filtros de las depuradoras, o son dispersados por el viento en los vertederos. Y terminan en el estómago de aves, pájaros y otro animales. Y por consiguiente en el organismo de los seres humanos.

Desdibujó entonces el televisor y enfocó el tenedor que había interpuesto. Era de plástico, como el vaso y otros muchos utensilios que estaban rodando por su casa, plásticos que supuestamente iban a facilitar las tareas de recogida y limpieza, pero a un precio altísimo. Calculó que sacaría a la basura al menos una bolsa de las grandes de plásticos de todo tipo y de un solo uso. Recordó otra noticia del pasado año en la que ponían fecha de caducidad a la fabricación y venta de este tipo de plásticos. Y también la normativa sobre bolsas de plástico que se había instaurado unos meses atrás.

Digirió sus propias contradicciones: le preocupaba el medio ambiente y su salud, pero no estaba dispuesto a cambiar actitudes que, a la vista está, resultan demoledoras para ambos. Su vida estaba llena de plásticos, la mayor parte de ellos sustituibles o directamente innecesarios, muchos de ellos en esa categoría de microplásticos de la que hablaba la tele. Y seguramente esperaría a que dejaran de venderlos en la tienda para que él dejara de comprarlos. Mordió el tenedor y trató de masticar e ingerir un trozo del mismo. A fin de cuentas eso era justamente lo que ocurriría a medio plazo con el dichoso tenedor. Consiguió tragarlo.

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