¡Menudo panorama!

Más que a una nueva normalidad a lo que tenemos que adaptarnos es a una cruda realidad

Los psicólogos han dedicado esfuerzos a estudiar las relaciones entre pensamiento y lenguaje. Pero no han sido los únicos, también lo han hecho desde otros ámbitos. Uno de ellos ha sido el de la mercadotecnia política que, en particular, se ha centrado en cómo el lenguaje condiciona o influye en el pensamiento. Dicho sea de paso, a nivel semántico más que de significante; por eso, si se habla de personas -de género femenino- los varones saben que también se les incluye. Pues bien, volviendo a lo de mercadotecnia, todo político desea que sus palabras se introduzcan en las mentes de los votantes para que aceptadas o tomadas como verdades incontestables, alterando aquellas otras que resulten incompatibles con las que emitió. Por eso, sus asesores propagandísticos buscan expresiones que logren ese fin. En este sentido, un buen día, Pedro Sánchez apareció con lo de la nueva normalidad, indicándonos que nos tendríamos que acomodarnos a ella. A base de su repetición por él, sus ministros y seguidores, tal denominación se coló por completo en los medios y en las conversaciones cotidianas. En definitiva, se implantó un eufemismo para ocultar lo que se nos venía encima, porque lo cierto es que debería habernos dicho que tendríamos que convivir y adaptarnos a una cruda realidad, que es la que tenemos y que se agudizará aún más. Irónicamente podría decirse que este gobierno podrá pasar a la historia como el de los más paternalistas. Su objetivo ha sido y es el de su permanencia, aunque para ello el ocultamiento se haya convertido en una de sus señas de identidad. ¿Y por qué lo de la cruda realidad? Porque, entre otras cosas, en esta pandemia estamos en la cima de más número de fallecimientos y de contagios por número de habitantes, y porque somos de los países con mayores dificultades para la recuperación económica. El 81% de los PGE ya está gastado y aún no ha empezado la negociación del mismo, y debido a los ERTE y a los despidos el SEPE ha reconocido prestaciones que se elevan a 23.539 millones de euros, lo que significa que se ya se han esfumado los 21.300 millones que prestará Europa. Y así, podría seguirse. ¡Menudo panorama! Encima, para alimentar a su parroquia, Pablo Iglesias continúa con su erre que erre con que hay que subir los impuestos; afirma que a las grandes fortunas, pero no seamos ilusos, al final, todos nos veríamos salpicados. Y una cosa más que se callan, ¿habrá recortes? Seguro, aunque los maquillarán. ¿Nueva normalidad? ¡No! ¡Cruda realidad!

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