En esta hora difícil en que a la nueva generación se les presenta un futuro incierto, quisiera hacer llegar mis palabras a los más pequeños, a los que todavía sueñan con la ilusión. Palabras dirigidas a vuestros espíritus cuajados de dichas infantiles que en estos días, en este tiempo de Navidad, cuando el Adviento termina, porque la llegada del Milagro está cerca, y vuestro corazón es Estrella de un Belén inmortal. Único. Verdadero.

Palabras para vosotros que ya estáis pensando donde vais a instalar el Belén, el clásico y querido Nacimiento, que cada año entona una de las más bellas canciones de la tierra.

No son las figurillas de barro, ni las ramas de romero, lo que cautivan vuestros sentimientos , es esa inmensa alegría de paz y bien, de inocencia y candor que saltando los limites de vuestra esfera, sin tiempos perdidos todavía, llega a nosotros los mayores.

Tened siempre la ilusión de este Belén, soñar cada noche que ángeles de rubios cabellos os acompañan cantando villancicos de alegría. Reíd, con la postura jocosa de aquel borriquillo que sube la cuesta cargado de leña camino del Pesebre y llorad ante la terrible mueca de Herodes o ante el dolor que ya experimentáis ante la aflicción porque hombre desaprensivos negaban posada a José y María.

Ese es el milagro de la Gruta. De un Belén que ahora brota en vuestras conciencias blancas y en vuestros ojos sincero abiertos más que nunca a la luz de lo infinito.

¡Qué bello resulta cantar a la Navidad! Un día y otro en que llenando nuestros corazones, nuestros espíritu de celestes promesas con la Nochebuena que viene... y la Nochebuena que se va. El alma rebosa felicidad.

Si verdaderamente existe una poesía de fechas especiales, yo os diría que es esta. Que los versos nacieron como el Niño Dios, en el declinar del año y que por rimas tuvieron la canción que brota con Jesús entre humildes pajas de pobreza.

Poesía, mis querido niños, que vosotros hacéis para esta hora en que la música se ha hecho fácil, porque las letrillas expresan sin rodeos, con júbilo, con amor, la emoción y el sentimiento de la llegada del Gran Milagro.

En el ambiente de vuestro hogar, estoy seguro que un hálito de incienso pone nube de amor en un cielo lleno de promesas de paz, de gozo...

Es Navidad. Tiempo de Navidad. Los días que esperan la llegada de Jesús son sin dudas los que ofrecen la mejor dicha al espíritu que aguarda. Me gustaría que vosotros, pequeño, os forjarais en esta inquietud de fe que os hará, en el mañana, vivir la alegría de una verdad que será siempre valor y ánimo para enfrentaros con los caminos difíciles de la vida.

Cantemos a la Navidad y sabremos con toda la fuerza de la realidad, algo de ese sin igual compás de la Gloria.

...Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad El sordo sonido de la zambomba sigue atronando la alegría y poniendo extrañas notas de invierno en el corazón. Que seáis felices.

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