Visiones desde el Sur

Matar a los mayores

Libres, con los menores aranceles posibles, para uso y disfrute de un puñado de magnates (o mangantes)

Lo voy a decir de forma muy cruda, sin sensiblerías, miedos ni zarandajas. Los mayores, entendiendo como tales todas aquellas personas que no trabajan, que no aportan ingresos al erario público porque ya lo hicieron durante su vida laboral, y ahora es la sociedad y el Estado quienes deben mantenerlos de una forma digna, estorban. Sí, estorban, están de más, son un bulto, una rémora para la economía. Pero, la cosa no queda ahí, es que, en la mayoría de los países, incluido el nuestro, se les abandona a una suerte de color azabache -ese negro juanramoniano muy brillante, pero sin poesía alguna en este caso-. Una vergüenza.

No me importa lo que este artículo pueda molestar a tirios o troyanos. Nada. Es más, ha llegado la hora de alzar la voz, de reivindicar lo esencial y mandar al carajo de una vez por todas aquello que es accesorio. Pero, claro, para dilucidar entre lo sustantivo y aquello otro que solo es adjetivación, hay que tener valores, principios: ética. Y por desgracia, en la política imperante en este mundo globalizado, la tal cosa no existe porque estorba, es una piedra que ha sido barrida del camino para que los vehículos que transportan las transacciones económicas que se hacen en el mundo, circulen de un lugar a otro sin barrera alguna, sin presiones, sin obstáculos. Libres, con los menores aranceles posibles, para uso y disfrute de un puñado de magnates (o mangantes sin escrúpulos, que da lo mismo). Punto.

El liberalismo financiero imperante en Europa (cada vez más pujante y de qué forma) y en otras partes del mundo, ha olvidado por completo -le importa una higa, vamos- los derechos inalienables inherentes al ser humano. Bueno… pues esta teoría económica, tan vieja como la usura, que ya es decir, es como una mosca cargada de billetes que da vueltas y vueltas alrededor de los pobres y que nadie es capaz de cazar porque así está amaestrada, para que lleve el dinero al lugar que debe; este liberalismo decía, lo que quisiera, y que nadie se asuste, es matar a todos los mayores. Sí, que se mueran. Y de paso los pobres, y los inmigrantes, y todas aquellas personas que no produzcan, que no sean rentables en este sistema capitalista extremo en donde quien no renta no sirve, no vale: es una pesada carga, vamos. Lo mejor es quitarlos de en medio cuanto antes: no darles asistencia sanitaria ni social; no pagarles las medicinas o ponerlas muy caras. Joderlos vivos, vamos, para que se mueran cuanto antes.

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