Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Marqués de Hortaleza

EL triunfo español en la Eurocopa de fútbol demuestra lo mucho que ha avanzado este país en los últimos cuarenta años. Cuando se ganó el anterior Campeonato, en 1964, aquí la roja por antonomasia era Dolores Ibarruri, la Pasionaria, la presidenta del PCE. Rojos eran todos los comunistas en particular, y los desafectos al régimen, en general. Socialistas, la verdad es que había poquitos. La España roja, en resumen, era la de un supuesto complot judeomasónico internacional que causaba enormes desvelos a Franco. Un dictador que le ganó precisamente una guerra civil a los rojos. Por aquel entonces todo era un pulso entre rojos y azules.

Hasta tal punto, que cuando en 1968 de estrenó la película de dibujos animados Yellow Submarine, inspirada en el disco de los Beatles, la censura tuvo serios reparos en dejarla pasar: los malos eran los Blue Meanies. Tras un tercio de siglo de democracia, ya no reparamos en los Malvados Azules, ni en los rojos con cuerno y rabo de demonios. Todo el mundo asume que España es la roja sin apuro ni complejos.

Pero en el siglo XXI tenemos otros tics. Por ejemplo, ponerle una 'a' final a todo lo que se mueva. ¿Qué tienen en común Casillas, Reina, Arbeloa, Capdevila, Marchena, Senna, Fabregas, Iniesta, Silva, Cazorla, Villa, García y Güiza? Trece de los 23 jugadores de Luis tienen un nombre artístico terminado en 'a'. El resto del equipo declina su nombre de manera natural en 'e', como Torres y De la Red; 'i', Xavi y Xabi Alonso, y en 'o', Palop, Ramos, Juanito, Puyol, Albiol y Navarro. La batalla de los géneros que ha sustituido a la de rojos y azules, la ganan por 13 a 6 los nombres femeninos, según el libro de Bibiana.

Ha sido emocionante ver la llegada triunfal de los héroes de Viena. Y curioso ver que las únicas banderas regionales presentes en el autobús fueron una andaluza que portaba Sergio Ramos y dos asturianas que llevaban Villa y Santi Cazorla. Dos de las comunidades autónomas que más identificación sienten con España. Si en vez de estas banderas hubiésemos visto la cuatribarrada o la ikurriña no nos habría parecido tan simpático el gesto.

Y la última pugna moderna que sustituye a una anterior es la fingida tristeza de la Federación por la marcha de Luis, que hoy anuncia su fichaje por el Fenerbahçe turco. La olla mediática madrileña ha perseguido a este hombre para que pusiera a Raúl en el equipo. Afortunadamente se negó. Ahora, los mismos le dicen al seleccionador que no se vaya, mientras le empujan hacia la puerta. Tendría un buen desagravio si el Rey se marcara un detalle como los de su prima Isabel II de Inglaterra, que dio el título de sir a ilustres peloteros como Alex Ferguson o Bobby Charlton. Un marqués de Hortaleza le vendría estupendo a Zapatones.

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