Cómo aciertan nuestras redes sociales con el contenido que nos ponen por delante, ¿verdad? Por mucho que haga scroll en mi pantalla siempre son capaces de sugerirme contenido que me interesa. Vídeos de baloncesto, memes deportivos, gatos adorables, consejos sobre marketing, y hasta anuncios de aspiradoras de mano (porque he estado mirando algunas en Amazon, y creo que me compraré una. Pero esto ya lo sabe hasta la prima de Jeff Bezos y el cuñado de Mark Zuckerberg. Caeré en sus trampas. Me los imagino diciendo "Excelente" al otro lado de la pantalla al más puro estilo Mr Burns de los Simpsons mientras me quedo observando el anuncio y pulso en comprar).

Escribo esta columna tras haber visto el nuevo documental de Netflix: El dilema de las redes sociales, dirigido por Jeff Orlowski. La pregunta es: ¿Tienen las rrss un lado oscuro? La respuesta es sí. Espera, que no te entren los sudores fríos aún. En la industria tecnológica se han visto muchos escándalos en los últimos años. Bulos, elecciones pirateadas, robos de datos personales… Está claro que las rrss tienen muchas cosas positivas. Conectan a las personas eliminando las barreras físicas y la distancia que les separan. Sin embargo, están produciendo efectos negativos en las personas y en la sociedad en general.

En el citado documental, exejecutivos de los principales gigantes (Google, Facebook o Twitter, entre otros) explican que la adicción a las redes que sufren millones de personas no es casual. Nos mantienen cautivos gracias a sus estrategias y a sus algoritmos. Piénsalo bien, todos compiten por nuestra atención. Y tiene sentido, porque su modelo de negocio se basa en eso, en que nos mantengamos pegados a la pantalla para consumir más y más contenido, anuncios, vídeos. Nada es gratis. Los "me gusta" que damos, las páginas que visitamos, hasta el tiempo que nos quedamos mirando una foto. Todo queda registrado en esta era de la tecnología persuasiva, con la que se construyen modelos que predicen nuestras acciones. Conocen todo sobre nosotros y saben qué es lo que tienen que colocar antes nuestros ojos para que sigamos cinco minutitos más con el iPhone en la mano. Eso en mi pueblo se llama manipulación. Las consecuencias ya llegaron: jóvenes infelices buscando una constante aprobación con likes y orientados hacia cánones de belleza erróneos y crueles, y hasta la polarización de una sociedad que al abrir su red social se encuentra siempre contenido dispuesto a llamar su atención ya sea a través de artículos políticos con posturas radicales, fotografías violentas o vídeos polémicos. ¿Estamos dejando de pensar para simplemente imitar aquello que vemos en nuestra pantalla? Exijamos responsabilidad moral a las grandes compañías tecnológicas, que por cierto, son las más ricas en la historia de la humanidad. ¿Ya te entraron los sudores fríos? Yo estoy como si hubiera salido de una clase de spinning a 45º.

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