Manuel / Gómez / Marín

Marcelino se cruza en el destino

El Recre entra en la última fase con el desequilibrio de su fragilidad en defensa y su recuperación en ataque

U n Sardinero reivindicativo en exigencias de deportividad con la resaca polémica copera espera a un Recreativo muy necesitado de puntos y con el Racing resabiado, que pone su orgullo al servicio del reto de meterse en UEFA como respuesta al desagravio pasado frente al Getafe. Un cruce de destinos con la estela del estilo personal de Marcelino, santo y seña, un símbolo que ha engrandecido la historia de ambos clubes.

La Liga se paró en Santander, de ahí que el Recreativo es como si no hubiera existido, ni siquiera el técnico asturiano visionó la pizarra táctica de Manolo Zambrano. Toda la atención se centró en el hito de llegar a la final de la Copa, hasta tal punto fue una obsesión que condicionó las últimas alineaciones. Ahora, la realidad obliga a retornar una situación más normalizada y un lavado de cerebro para mentalizar a la plantilla de que sólo existe la recta final que se abre con el Recreativo.

Si el Racing lleva casi toda la temporada soñando con Europa, el Recreativo sólo ha sentido el fuego del abismo y tiene la circunstancia desfavorable de afrontar una lucha titánica por la salvación. Zambrano ha pasado una semana atípica observando el hospital de campaña instalado en la Ciudad Deportiva pendiente de un grupo de jugadores con problemas físicos que merman la intensidad de la preparación y también hay que tener presente que desde hace varias jornadas las tarjetas amenazan a la plantilla con los siete que están apercibidos de sanción.

El Recreativo asume el peligro de que entra en la fase decisiva siendo un equipo desequilibrado, que se rompe en dos partes: frágil en defensa y recuperando el pulso en ataque. Si en posición de descenso se encajan goles con tanta facilidad al final se van reduciendo las opciones en la misma proporción que se multiplican las imprecisiones con errores no forzados. Tres visitas en Primera sin puntuar. Nunca romper las estadísticas sería más decisivo.

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