Lógicas clonadas

Seguiremos moviéndonos por el planeta, atravesando las mil fronteras que hemos ido trazando en el suelo

Leo estos días de relajamiento estival una noticia que me parece muy esclarecedora: al parecer, durante el gobierno de Rodríguez Zapatero el Centro Nacional de Inteligencia destinó dinero, de la partida de fondos reservados, a bloquear la salida desde Senegal y Mauritania con destino a las Isla Canarias. La intención era cortar los suministros de motores fuera borda, los repuestos, y se llegó a pagar a algunos dueños de cayucos para que dejaran de pasar gente. Ya digo que la noticia me parece esclarecedora, porque esto se hace durante la legislatura de un presidente que no se cansó de hablar de la Alianza de las Civilizaciones, pero que terminó usando la misma lógica que hizo que los gobiernos posteriores de Rajoy instalaran concertinas: frenar el paso de inmigrantes hacia España. No digo que sea los mismo instalar concertinas que bloquear la salida de cayucos, pero sí que usan las misma lógica. Y eso evidencia la incapacidad política de Europa para pensar en otros términos.

¿Tan extraordinario resultaría asumir el libre tránsito de personas como el punto de partida en las políticas migratorias? Observemos el mundo: el libre tránsito de capitales es incuestionable, el dinero puede ir de un lado a otro sin limitación alguna, de hechos circulan al día miles de millones de cualquier divisa en operaciones financieras, con consecuencias a veces devastadoras para ciudadanos y países. Pero si intentamos hablar de libre tránsito de personas la gente se echa las manos a la cabeza escandalizada, y lanza palabras como utopía, invasión, nivel de vida, perdida de identidad...

Desde hace miles de años el ser humano se ha estado moviendo por este planeta para buscar mejores condiciones de vida, para huir de guerras o de climas adversos, o por simple curiosidad. Y lo seguimos haciendo hoy en día. No importan lo altos que sean los muros, lo afiladas que estén las concertinas o lo farragosas que sean las políticas migratorias. Seguiremos moviéndonos por el planeta, atravesando las mil fronteras que hemos ido trazando en el suelo, arriesgando la vida si es necesario. Zapatero fue lo suficientemente valiente como para hablar de Alianza de Civilizaciones, pero también lo suficientemente cobarde como para no salirse del guión establecido. Estoy convencido de que los países que sean capaces de romper este guión, y poner por delante de la protección de las fronteras el libre transito de personas, serán la punta de lanza de las sociedades del mañana.

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