Lleno de bobadas

Los alumnos se han convertido en clientes y se prima su satisfacción, aun a costa de su preparación

Tenemos la generación mejor preparada de la historia. Casi seguro que alguna vez ha escuchado esto o, quizás, lo ha pronunciado. Tal afirmación se ha instalado como una creencia con una inusitada fortaleza y con la particularidad de que se da por sentado que se hace alusión a los jóvenes, sobre todo, a los que han finalizado sus estudios; como si las demás generaciones no existieran. Curioso al respecto que nunca se declare algo similar aplicado a los más mayores. Pero bueno, eso confirma que lo del viejismo -término no incluido en el diccionario de la RAE-, que no es otra cosa que discriminación por edad, frena cualquier elogio a quienes han superado un cierto número de décadas de vida. Si la idea del comienzo se toma en términos absolutos, tendríamos que estar de acuerdo, pero lo verdaderamente interesante es saber si hemos mejorado en la formación de los jóvenes en relación con los países de nuestro entorno o con aquellos que sea más adecuado compararnos; lo que significa que habría que realizar una evaluación teniendo en cuenta el contexto presente. Pues bien, sin tener todos los datos necesarios me da la sensación de que no hay que ser muy optimistas en esta cuestión y lo digo por noticias que resultan preocupantes de cara al futuro de este país. Concretando y en primer lugar, en el sector público se convocan oposiciones en Secundaria y para la Junta de Andalucía, y los aprobados son mucho menos que los puestos ofertados; y en el privado, Indra, una importante empresa de tecnología y consultoría, en segmentos como el transporte y defensa, deja 800 puestos sin cubrir. ¿Y cuál es la razón? Pues que los aspirantes no tenían el nivel que se demandaba. Así, por ejemplo, la citada empresa declara sin tapujos que ha sido por falta de mano de obra cualificada. A raíz de esto, se ha informado que por ese motivo, existen en España 130.000 vacantes, lo que obliga a recurrir a personas de otros lugares para que las ocupen. ¿Y ahora qué es lo procedente manifestar? ¿Que qué bien? No, lo que hay que buscar son las causas que originan ese problema y que, en buena medida, se encontrarán en el sistema educativo, que está lleno de bobadas -permítaseme la expresión- y en el que, entre otras cosas, los alumnos se han convertido en clientes, por lo que se prima su satisfacción, aunque sea a costa de proporcionarles una preparación más deficitaria. Habría que hablar de este asunto, pero en tiempos de elecciones nadie le pondrá el cascabel al gato.

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