Visiones desde el Sur

Literatura en crisis (V)

Los libros de hoy están incubados en la seda crematística de las modas y las tendencias

Lógicamente, muchos escritores, han de montarse en el carro de la subsistencia, escribiendo obras para esa medianía que conforma la sociedad en que vivimos y a la que no le interesa mucho profundizar en nada sino entretener sus días con mensajes más o menos absurdos, pero siempre ligeros; lo que en televisión podríamos llamar telenovelas o programas vespertinos.

Como resultado, obtenemos exactamente lo mismo que la dictadura franquista pretendía con el teatro de su época, ese que fue denominado como "teatro de la buena digestión". Cositas ligeras, sin muchas complicaciones; alegres o tristes, da igual, pero sin mensajes ni contenido alguno. Ese es el factor esencial para llegar al mayor número de clientes posibles, en este caso de potenciales lectores.

De esta forma, curiosamente, y yo diría que conscientemente por parte de los que mueven los hilos del devenir, aparece en la literatura la sombra del pensamiento único, la globalización de la literatura como un elemento más de entretenimiento, en definitiva, la democratización de la mediocridad, y sé que es duro lo que digo.

Los libros son, cada vez más, copias de copias de copias: meras variantes de un mismo guion insulso y pacato.

¿Y los críticos literarios, qué hacen en estas circunstancias? Pues seguir también la corriente; premiar con sus opiniones esa misma insuficiencia porque se juegan su salario o simplemente el poder publicar ellos mismos dentro del grupo editorial al que ensalzan.

¿Qué ha ocurrido con la rebeldía de los poetas? ¿En qué lugar se encuentra el ego de los escritores? ¿El indagar en la búsqueda de lo esencial aunque fuere con metáforas? ¿El defender la justicia, destapar los abusos, demostrar que tienen una mirada y que no son eslabones de cadena alguna sino seres inteligentes que tallan una obra original, pero nunca aferrada a los cánones del poder, las religiones o las filosofías imperantes?

¿En qué lugar está la conciencia individual propia del ser humano que es capaz de crear, de idear, de soñar? ¿Dónde, en qué negro paraje se perdió esa libertad necesaria para mirar el mundo y denunciarlo, desenmascararlo, contarlo, redescubrirlo y airearlo…?

Y no estoy hablando de literatura social, estoy hablando de literatura en general. Clones. Los libros de hoy están incubados en la seda crematística de las modas y las tendencias, como si una maldición orwelliana recorriera la conciencia de los escritores y de los lectores.

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