La consejera más popular de todas las personas que han tomado posesión de sus cargos en la Junta de Andalucía es, sin lugar a dudas, Rocío Ruiz, docente que representa a la cuota por Huelva y que ha sido nombrada consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación. Para que un miembro del Gobierno se haga tan popular cuando aún ni se ha sentado en el despacho, es que algo ha pasado… Alguien, vaya usted a saber por qué éticas, morales o metafísicas razones, decidió en un momento dado rebuscar en el baúl de los recuerdos alguna carnaza para tuitear (ya conocerán la letra de la canción de Alejandro Sanz: "para poder desahogarnos hemos inventado Twitter"). La búsqueda dio con algo que escribió hace cinco años altamente influyente para el futuro de nuestra Comunidad: No le gusta la Semana Santa, ¡Vaya por Dios! Con la Iglesia hemos topado, consejera.

No se ha equivocado. No ha errado la consejera por formar parte de un Gobierno que ya huele a rancio y que ha contado con Vox para su composición. Pudiera ser, incluso, que este tripartito nos dé momentazos de entretenimiento (la lucha por el poder dispone de armas sorprendentes)

Tampoco se ha equivocado al opinar, a título personal, sobre la Semana Santa. La libertad de expresión es un Derecho Universal reconocido por la ONU desde 1948 y en nuestra Constitución en su artículo 20. Cualquier persona (incluso si es nombrada consejera de la Junta de Andalucía, observen el atrevimiento) tiene el derecho de manifestar un pensamiento sin que sea flagelada ni castigada. Por otra parte, lo único que ha hecho es difundir un pensamiento que comparten miles de personas (¿Creen, de corazón, los cofrades de Huelva que todos los onubenses están felices con las procesiones Magnas o con los desfiles procesionales en cualquier mes del año?). Mal que les pese a Serrano y a Abascal que, como alumnos pendencieros, han acudido rápido al señorito (Juanma Moreno) para que la cese, cualquier español o española (lo siento, ya me había acostumbrado al lenguaje no sexista. Intentaré corregirme no sea que busquen artículos míos de los 90) tiene derecho a expresar su opinión, salvo que atente "contra el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia".

Sí creo que se ha equivocado (¿puedo opinar?) al afirmar que ya no piensa así. No recule, consejera, no les tema, no renuncie a su opinión. Demuestre firmeza. No se venda por unas monedas. Libertad sin ira, que cantaba Jarcha.

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