Es día de reunión familiar para celebrar el segundo cumpleaños de Iker. Después del ritual apagado de velitas, voy de grupo en grupo deteniéndome con los que veo con menos frecuencia; entre ellos, mi nieto Álvaro y su novia María, preocupados por el tema obligado en estas fechas: los exámenes en la Universidad, las notas, las inquietudes sobre las salidas profesionales una vez acabados los estudios… Álvaro me pide que le dedique Surcos de América, recién publicado con una selección de estos artículos de Surcos Nuevos; me asegura que los va a leer, pues le gustan algunos que le han llegado. Añade que, aparte de los textos de la carrera, lee poco y solo cree que merezca la pena hacerlo con aquellas obras que incrementen sus conocimientos sobre materias de utilidad práctica, con lo que descarta la literatura, "una pérdida de tiempo" en su opinión. Me pide la mía y le doy mis argumentos.

¿Pérdida de tiempo? La buena literatura, entre otras cosas, abre ventanas a otros escenarios físicos o hacia el paisaje interior de los protagonistas de la ficción. Al crearlos, el autor pone ante nosotros otras formas de ser, pasiones buenas o perversas, actitudes, criterios y valores que nos ayudan a entender mejor a otras gentes y a nosotros mismos. A primera vista podría parecer que el tiempo empleado en este tipo de lectura es perdido, ya que no estamos llenando la vida con otras propuestas que la sociedad ofrece con profusión. En realidad, creo yo, teniendo en cuenta que el tiempo de nuestra vida se compone de una sucesión limitada de instantes, una buena manera de dilatarla, más allá de los límites inciertos que impone la biología, es participar en otras vidas que nos llegan a través de grandes autores y podemos hacer en alguna forma nuestras, gracias al genio de quienes las crearon.

Es claro que, como sucede en otras actividades -el deporte, por ejemplo-, leer exige esfuerzo y constancia. Por ello es conveniente que el hábito se inicie desde la infancia con la lectura de cuentos. En mi caso, los tebeos, hoy cómics, leídos a escondidas, fueron un factor clave de mi iniciación. La intriga sabiamente dosificada de los superventas es un aliciente que puede conducir hacia otras lecturas con mayor altura literaria. En todo caso, muchos consideramos que leer es una de las mejores formas, no de perder el tiempo, sino de enriquecer la vida. Álvaro y María escuchaban con atención.

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