Les confieso que no tenía la mínima intención de escribir sobre ello, pero me es imposible no hacerlo. Cuando levanto la cabeza y veo sobreimpresionada en la pantalla de la televisión: "Leonor se va de España, como su abuelo" para acompañar la noticia de que la Casa Real anuncia que la princesa de Asturias estudiará el Bachillerato en Gales... ¿Pero a dónde vamos a llegar? Claro, es que ahora resulta que ella tiene que estudiar en su país "para dar ejemplo" o no sé para qué… Ay si todos nos mirásemos menos al ombligo y nos aplicásemos solo una de tantas y tantas reglas como tenemos para los demás.

Estamos en un punto en el que ya no podemos hablar de la habitual y cansina guerra política entre administraciones. Esto va mucho más allá. Y no sé si hay vacuna para curarlo, aunque hay que ir pensando en una para bloquear a los tontos.

Hoy es el día del amor y la amistad (vaya por delante que hasta hoy era una de las celebraciones más comerciales y falsas para mi), pero además es el de las Cardiopatías Congénitas. El día para los enfermos de corazón. Corazones especiales, llenos de historias valientes, de luchadores, de corazones que tienen que ser reparados. El mismo día que se celebra el amor y la amistad para concienciar de una forma muy especial sobre la importancia de las enfermedades del corazón en los niños.

Aprovechémoslo. La vida es eso. Salgamos a la calle y "amemos un solo día y el mundo habrá cambiado" (Robert Browning). Disfrutemos de la luz de Huelva, de su ría, de ese Paseo Colombino que está cada día más avanzado, con la Punta del Sebo y el Monumento a Colón como gran zona peatonal que cada día es un símbolo mayor de bienvenida a Huelva.

Vamos a dejarnos ya de usanzas consumistas que afectan al planeta y enajenan valores falsos y diseñemos nuestra propia Valentine's Day con una Julia Roberts que coincida en ese avión con el Bradley Cooper que le da sentido, porque "Amarse a sí mismo es el comienzo de un idilio que durará toda la vida" (Oscar Wilde)

Podemos sembrar un almendro de flores rosadas, plantar un alcornoque, una encina o un enebro cada 14 de febrero por nuestra felicidad y por quienes la comparten con uno. Lo que mejor consideremos, pero hagamos nuestra la tradición, única y original; seamos nosotros, no otros.

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