Kennedy habla para Huelva

En la política suelen prevalecer las actitudes partidistas frente a las cooperativas

Unidos, es poco lo que no podemos hacer; divididos, es poco lo que haremos, pues reñidos y distanciados no seremos capaces de enfrentar retos poderosos". "Exploremos qué problemas nos unen, en vez de insistir en los que nos dividen". "Aquí la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos". "Preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros; preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país". Los lectores saben que estas frases -la última es archiconocida- pertenecen a la toma de posesión del presidente Kennedy en 1961. Él se dirigía al pueblo de EE. UU., pero el gran mérito del discurso es que se mantiene fresco ante el paso del tiempo y que sus propuestas tienen validez universal. Hasta el punto de que pueden aplicarse a la provincia andaluza menos poblada, por tanto la menos influyente políticamente, pues es sabido que una mayor demografía se traduce en peso electoral, factor determinante a la hora de la asignación de recursos públicos.

De los 8,5 millones de habitantes de Andalucía, Huelva reúne poco más del medio millón del pico. Con frecuencia nos lamentamos de la marginación de Huelva, de que Sevilla y Madrid se olvidan de nosotros. Efectivamente, nuestra dimensión es una debilidad cuantitativa, pero podría compensarse con las excelentes bazas cualitativas que le proporcionan la Naturaleza, la Historia y sus gentes trabajando campos muy diversos. Pero estas fortalezas solo pueden ponerse en valor aplicando dos principios que expuso Kennedy en su discurso: la unidad de acción y una visión positiva aportando cada uno lo mejor de sí mismo. Es cierto que en la política, más aún en la regional y no digamos en la nacional, suelen prevalecer las actitudes partidistas frente a las cooperativas. Aquí el papel de la sociedad civil -asociaciones ciudadanas, profesionales, empresarios, la Universidad imprescindible…- en la doble tarea de aunar esfuerzos para el análisis de los asuntos que importan y la presentación a las instancias públicas de propuestas "de estado", es determinante. Se trataría de elaborar entre todos un proyecto integral de futuro en el que el color azul fuera solo el del océano que baña la Costa de la Luz y el rojo, el del carmín de las fresas. Por recordar nuevamente al joven presidente americano con su plan para Latinoamérica, hay que forjar con la determinación que da la posesión de la razón una Alianza para el Progreso.

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