Juana de Arco del clima

Las soluciones al cambio climático vendrán de la ciencia y de la voluntad política, no de ciertos personajes

Se sabe que la memoria falla, así como que, con el tiempo, nuestra imaginación es capaz de inventarse historias que nos las creemos, de tal forma que se insertan en los recuerdos como si fueran auténticas. Por eso, es recomendable tomar notas de lo que nos interesa o fijarnos en detalles que sean referentes que nos prevengan de equivocarnos. Apoyándonos en esto último y sin necesidad de recurrir a datos científicos, hay que admitir que algo pasa con el clima, porque cualquiera que tenga sus añitos lo comprueba fácilmente de manera cercana. Por ejemplo, es innegable que las prendas de abrigo no se usan como antes; como los guantes, mucho menos utilizados. Asimismo, es palpable que el verano se ha alargado en varias semanas; también que hay fenómenos meteorológicos que se producen en lugares inhabituales y con una virulencia desconocida; y así sucesivamente. Si a esto se le añaden los datos que la ciencia nos proporciona la conclusión es clara: la acción humana está influyendo. Al respecto diré que el argumento escéptico de que hay estudios que afirman lo contrario es muy pobre. No hay disciplina en la que no se den resultados diferentes y, a veces, contradictorios. Por eso, entre otras cosas, se recurre a técnicas de metaanálisis -asunto en el que no me detendré- para dilucidar el grado de evidencia de un conjunto de investigaciones en un aspecto concreto. Por tanto, ser un acérrimo negacionista en este aspecto no tiene base suficiente. Otra cosa distinta es que en ciertas cuestiones surgen los que quieren aprovecharse de los problemas, como el del cambio climático, para aumentar sus cuentas corrientes o satisfacer sus intereses personales, económicos o políticos. Y para ello, les viene muy bien asustar y cuanto más mejor o establecer una oportuna estrategia de mercadotecnia que les haga rentable la situación. Para tales ocasiones, tener a alguien que se pueda vender como un salvador, como un profeta que nos anuncia el apocalipsis o como una Juana de Arco que nos puede librar de un enemigo es de lo más ventajoso. Aquí es donde habría que encuadrar a Greta Thumberg y a su equipo, incluyendo a su familia. El planeta hay que cuidarlo, por supuesto, y con tal propósito hay que frenar el aumento del efecto invernadero; pero las soluciones reales vendrán de la mano de la ciencia y de la voluntad política para ejecutar las medidas oportunas, paliando las consecuencias negativas de la implantación de un nuevo paradigma medioambiental y no de ciertos personajes.

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