Sabida es la obstinada tendencia al olvido del ser humano. Por eso razón, y puede que por otras muchas, es necesario que vayamos aprendiendo a recordar lo esencial y dejar a un lado las malandanzas de la política diaria, e incluso las miserias de la Casa Real, que amenazan con sentar al Rey emérito en un banquillo judicial.

Así que retirémonos de lo sórdido y acudamos al Jardín de la belleza, por recordar a Epicuro. El poeta José Manuel de Lara, nacido en Motril en 1929, lleva residiendo en Huelva desde 1944. "Su delicada, melódica, sentida poesía", al decir de Gerardo Diego, se ha convertido en frondoso caudal desde que en 1957 publicara Surco nuevo, hasta el pasado año, que pusiera en circulación Poesía para niños en la Editorial Niebla.

Más de sesenta años dedicado a la literatura. Miembro de la Academia Porteña del Lunfardo (Buenos Aires), de la Academia Cultural, Literaria y Artística de Felgueiras (Portugal) y de la Academia Iberoamericana de la Rábida (España), ha sido reconocido, entre otros, con el Premio Pedro Mendoza de Buenos Aires, Premio Carabela de Puerto Rico y el Premio Ciudad de Huelva, por su medido y equilibrado quehacer poético. Fue miembro del Grupo Literario Santa Fe y fundador de los grupos poéticos La Rueda y Celacanto, así como promotor de la colección bibliográfica Litoral y de la revista La Niña.

Su correspondencia manuscrita con múltiples creadores es, desde luego, para hacer una exposición: Alberto Insúa, Gerardo Diego, Rafael Montesinos, José María Pemán, Rafael Laffón, Xandro Valerio, Odón Betanzos, Francisco Candel, Concha Lagos o Francisco Garfias…, por mencionar sólo a algunos.

Hará unos seis meses, hablé con los presidentes de la Asociación Colegial de Escritores de España (Sección de Andalucía), de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía y de la Fundación Juan Ramón Jiménez, para que se iniciara un distinguido reconocimiento a la figura y a la obra del maestro José Manuel de Lara, con al menos, dimensión andaluza. Y se comenzó, se dieron algunos pasos en esa dirección, todo hay que decirlo. Pero la pandemia arruinó el proyecto. Por eso, hoy, que ya andamos de otra forma, me atrevo a recordarles a mis queridos próceres tal quehacer para que no quede en el olvido.

Debo agradecer también, para ser justo, el nombramiento como Hijo Adoptivo que le ha otorgado el Ayuntamiento de Huelva en enero de este año. Más que merecido.