Hace ya más de dos décadas, en aquella aventura efímera e inolvidable que fue la revista Huelva Viva, uno de sus impulsores, José Luis Ruiz, onubense clave para que Huelva ocupe un lugar destacado en la historia del cine iberoamericano y de la fotografía mundial, entrevistaba Cara a cara a José Luis Gómez, otro onubense, hombre de teatro, que a través de la expresividad corporal y la magia de la palabra, como actor y director, consigue desvelarnos con aparente sencillez aspectos del alma individual o del ente social mejor que sesudos estudios de expertos.

Un año antes había nacido por su impulso La Abadía, un moderno centro de estudios y creación escénica que se ha convertido en un ejemplo esperanzador de las posibilidades de la colaboración, nunca fácil, entre la iniciativa privada y la pública. Si es innegable que José Luis Gómez ha tenido el mérito de situar a España en la primera línea del arte dramático, es relevante que también haya sido pionero en franquear, merced a su excelencia en el uso de la palabra hablada, las puertas de una institución tan venerable como la Real Academia de la Lengua, cuyas sillas parecían reservadas a los señores de la literatura escrita o a los filólogos más distinguidos.

En la revista citada decía que, puesto que la patria es la infancia, le quedan de Huelva diferentes perfumes, entre ellos un golpe humano, dentro de lo andaluz, muy específico, "el onubense es muy gentil, muy modesto, muy llano". Curiosamente, el barrio donde está instalada La Abadía en Madrid es el mismo que suscita los recuerdos de mi niñez, que afloraron en una conversación gratísima, a la que dotó de un ambiente de sencilla afabilidad y en la que expuso reflexiones lúcidas acerca del papel infravalorado de la cultura en nuestra sociedad. Lo más significativo de nuestra reunión ha sido sin duda su predisposición a implicarse en proyectos que traigan a Huelva eventos culturales de muy alto nivel de calidad. En el plano personal, regreso con el regalo de una selección de poemas del Diario de un poeta recién casado recitados por él, con una dedicatoria: "Para Loli y Jaime, en un encuentro con luz".

Creo que atravesamos una etapa incipiente y esperanzadora de despertar cultural en nuestra provincia, en la que confluyen esfuerzos públicos y privados. Recuperar para esta misión a personas como José Luis Gómez es un lujo del que no podemos prescindir.