Izquierda-derecha

¿Por qué se insiste en hablar de izquierdas y derechas para enfrentarse al problema del nacionalismo?

Cierta cuestión de bilateralidad, izquierda-derecha, impide a la vicepresidenta Calvo ver algunos problemas, sin duda de mayor relieve, que aquejan a la ciudadanía española desde hace, al menos, cuatro décadas. Doña Carmen Calvo ha dicho, en referencia la pacto navarro, que el adversario natural del PSOE son las derechas, afirmación ésta que excluiría, de inmediato a Geroa Bai, por ser la concesionaria del PNV en Navarra, lo cual equivale a una derecha nacionalista de corte racial; pero afirmación, en primer término, que se contradice a sí misma, al apelar a una naturalidad que allí, precisamente allí, no existe. Si hacemos algo de memoria, el problema que ha aquejado al País Vasco -y a Navarra-, desde el comienzo de la democracia, es el nacionalismo y su violenta estrategia de imposición, que el domingo se celebraba, alegremente, en Oñate. De modo que el análisis izquierda-derecha, utilizado por doña Carmen, es de aplicación tan válida para tales cuestiones como antaño lo fueron las sangrías para la sanación de enfermos.

Creo que nadie querrá explicar, salvo ceguera vocacional, la difícil situación de Gran Bretaña en términos de izquierda-derecha. El agresivo nacionalismo parasitario y mezquino que exhibe mister Johnson avergonzaría a cualquier conservador juicioso, como Churchill, y también a cualquier hombre de izquierdas ponderado y razonable (entre los cuales, ay, no parece que se encontrara, hasta muy recientemente, el señor Corbyn). ¿Por qué, entonces, hemos de usar unas anteojeras inadecuadas para analizar el drama español, cuando nadie parece confundirse al identificar qué tipos de males afligen hoy a una parte no desdeñable de países europeos? ¿Por qué, en fin, se insiste en hablar de izquierdas y derechas para enfrentarse al problema del nacionalismo, del secesionismo, de la xenofobia, en suma, que aqueja a Europa desde hace más de un siglo, y que en España ha encontrado, ¡oh misterio!, una inexplicable aura de progreso? ¿Por qué nuestra izquierda más iletrada y zascandil cree que la segregación racial es una muestra indudable de igualdad y solidaridad entre los "pueblos"?

No parece que el señor Sánchez, presidente en funciones, vaya a conseguir muchos apoyos con el futuro Gobierno de Navarra, donde el PSN se ha rodeado de una amalgama pronacionalista, que necesita de la aquiescencia de Bildu. ¿Y es Bildu un partido de "izquierdas" con el que se puede pactar o transigir? Mirando con el catalejo al revés, puede que sí. Si atendemos a los actos de Oñate, no es esa la cuestión pertinente.

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