Durante más de un mes Huelva va a albergar una actividad cultural que puede calificarse de estelar entre las que organiza el Instituto Cervantes, en esta ocasión de la mano del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb). Se trata de una exposición de setenta y cinco retratos de Antonio Gálvez (Barcelona, 1928), excepcional por la personalidad de los retratados, notabilísimos desde la A (Rafael Alberti), al que siguen Nuria Amat, David Alfaro Siqueiros, Louis Aragon, Eduardo Arroyo, Miguel Ángel Asturias, Max Aub, Francis Bacon, Daniel Barenboim… y así hasta la Z de María Zambrano. Cuando el espectador se detiene ante uno de estos rostros famosos, se ve sumergido en la atmósfera que crea su interacción con Gálvez, creándose un diálogo triangular en el que las palabras, aun mudas, parecen salir directamente del alma.

Con Mis amigos los cabezones es la cuarta vez que el arte de Gálvez se muestra en Huelva, concediendo a esta ciudad, creo, el privilegio de ser la que más veces ha disfrutado de una muestra del artista. Y si no lo es, lo será pronto, pues, como dijo García Palacios en la inauguración de la exposición, esperamos que en próximos OCIb podremos seguir contando con otras colecciones suyas. Y con su presencia, pues nos consta que viajar a Huelva se ha convertido en un grato hábito para él y para Geneviève, amable compañera e imprescindible cuidadora de cada detalle de la organización.

Nos consta que esta exposición, que desde Huelva viajará a Sevilla, París y diversos centros del Cervantes en Europa y América, fue planeada con el mayor interés por el anterior director del Instituto Juan Manuel Bonet, que contó con Andrés Sánchez Robayna como comisario ideal para coordinarla. La nueva dirección no ha dudado en confirmar una propuesta que reedita un modelo exitoso de colaboración público-privada. No se puede obviar un aspecto que ha resultado decisivo para el buen fin del proyecto: la loable decisión de reabrir las salas del Museo de Huelva a las exposiciones temporales. Es comprensible que haya en la Administración criterios que prefieren que las salas se reserven para los fondos propios del Museo. Pero es claro que, dada la escasez de espacios expositivos en Huelva con la dimensión adecuada, no podría entenderse privar a la ciudadanía de eventos de esta categoría. La Consejería de Cultura y el director del Museo han sabido verlo así. Gracias desde Huelva.

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