Me lo dijo hace muchos años alguien que conocía bien el tema forestal, y que trabajaba en ello: "el bosque deja más dinero ardiendo, mientras eso sea así seguirá habiendo incendios". Me pareció una frase dramática, pero el tiempo la ha ido confirmando. El cambio climático, el abandono rural, claro que todo eso suma y complica más las cosas. Pero la inmensa mayoría de los incendios son intencionados, muchos focos y justo al anochecer, y esa intencionalidad habitualmente tiene detrás razones crematísticas.

El resultado lo sabemos: cada verano miles de hectáreas acaban calcinadas, y los alcaldes y vecinos lloran delante de las cámaras de televisión viendo su entorno un poco más arruinado. El resto, ciudadanos mudos, asistimos al espectáculo, viendo como la línea de fuego está cada vez más cerca de la puerta de nuestra casa, y como las llamas son cada vez más altas.

Hay razones más, digamos, filosóficas: nuestra relación con el entorno, nuestra forma de entender al Planeta, nuestro entorno. Parecemos empeñados en expoliarla, en arrasarla, en agotar hasta la última gota de agua, el último árbol, la última hectárea de tierra fértil… y ese comportamiento termina convirtiendo todo en algo usable, cosas que alguien puso ahí para que el ser humano, el triunfador, la cúspide la la cadena alimenticia, el patrón de este enorme barco azul.

Este incendio se apagará (parece que pronto) y posiblemente no volveremos a pensar en los incendios hasta el verano que viene. Y entonces mandaremos allí, donde sea, a las cámaras de televisión. Y grabaremos las imágenes de los vecinos con los ojos abiertos y las manos en la cabeza, como preguntándose ¿cómo ha podido ocurrir esto?. Y ha podido ocurrir, y volverá a ocurrir, porque hemos entendido mal nuestro rol en este inmenso Planeta. Porque nos gusta ser expoliadores, conquistadores, pirómanos… y nos da igual el precio a pagar.

Y hablo en un plural injusto. Porque en esto, como en todo, los seres humanos están bien repartidos a un lado y otro del incendio, de la inundación, de la masacre animal, del vertido… a una lado los que hicieron caja (observen bien, se les ve fácil, un par de preguntas y salen a flote) y al otro los que sufrirán las consecuencias, los que quedarán sin tierra que cosechar, sin mar para pescar o sin un aire medianamente respirable alrededor.

Este comportamiento humano depredador está tan profundamente enraizado que necesitaremos esfuerzos enormes, alianzas, compromisos a largo plazo y una ética ambiental obstinada. Muy obstinada.

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