Impotencia

Impotencia terrible es la que sienten los españoles decentes ante un asesino en serie recibido con honores

Le he dado muchas vueltas al título de este artículo. Al final un familiar de un guardia civil asesinado por una alimaña etarra me lo ha dado. Impotencia terrible, han sido sus palabras textuales. Un asesino, aunque cumpla la condena impuesta por un tribunal, sigue siendo un asesino toda su vida, mucho más si es un multiasesino. Igual que el asesinado está muerto para siempre y sus familiares lloran para siempre, el asesino lo es para siempre también.

Impotencia terrible es la que sienten los españoles decentes, cada vez menos, ante las imágenes de un asesino en serie recibido con honores en su pueblo. ¿Alguien se imagina una fiesta de bienvenida en Alcácer a los asesinos de las niñas? ¿Cabe en alguna cabeza humana un recibimiento festivo en Huelva al asesino de Mari Luz? Pues esto está ocurriendo en España. Sí, en las provincias vascongadas, esas provincias donde el Estado español ha decidido desaparecer.

El Estado de Derecho ha sido esencialmente abandonado allí. Un grupo de iluminados decidieron coger las armas un día y expulsar al Estado de aquellas provincias y lo han conseguido. Vaya si lo han conseguido. ¿Qué cuento es ese que afirma que ETA no consiguió sus objetivos? Los han conseguido casi todos. Todavía queda por subir el último peldaño de la escalera, los demás lo han andado ya. Queda la realidad de una república marxista-leninista, sueño otrora imposible y hoy al alcance de la mano.

De momento la banda asesina, a través de sus corifeos y conmilitones, está en las instituciones, está decidiendo el gobierno de España, el gobierno de Navarra y lo que sea necesario. Y en esta rendición, en esta altísima traición, en este enorme delito de lesa patria, hay mucho culpables. Para empezar están todos los gobiernos de la democracia que creyeron que aplacaban a la bestia cediendo y reculando. Más de veinte años estuvo el ejército británico en Irlanda del Norte y acabaron aburriendo a los terroristas. Aquí, al revés. Retiraron al Ejército, a la Guardia Civil, a la Policía Nacional y a todo lo que hiciera falta para contentar a la bestia. Tribunales de alto copete legalizaron la existencia de esta inmundicia. Los diputados promulgaron leyes electorales que cuadriplicaban el valor del voto nacionalista sobre los demás. Buena parte de la prensa blanqueó, y blanquea, a los que dicen que quedan 250 homenajes más que celebrar y lo celebrarán. No tengo dudas de que así será. El Gobierno actual pacta, repacta y se abraza con ellos. Y no pasa nada. Somos el hazmerreír, cuando no la estupefacción, del mundo civilizado, y, niño, tráete otra caña con una de gambas. Dios nos asista.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios