Paco Huelva

Imperios

Hay territorios donde la ciudadanía vive aún angustiada bajo el yugo de la guerra o el hambre

Mientras en algunas latitudes las personas que pueden disfrutan de unas merecidas vacaciones en las sierras o playas, o viajando por nuestro país o por otros en su caso -desconectando de lo rutinario de la vida-, en otros territorios la ciudadanía sigue viviendo angustiada bajo el yugo de la guerra, o del hambre, o de la tiranía de los mandatarios de turno, o, simplemente, por las condicionantes endógenas o exógenas del territorio que los cobija.

Hablamos en Europa y mucho, de la invasión de Ucrania por Rusia, una verdadera barbaridad sin duda, pero, poco lo hacemos de los países cuyos derechos han sido vulnerados por EE. UU., y, pienso, que ya es hora de que vayamos poniendo el punto sobre las íes en esta materia.

Los EE. UU., solos o acompañados por sus socios habituales, entre los cuales nos encontramos, han utilizado sus fuerzas armadas en el exterior, para proteger a ciudadanos norteamericanos o porque han decidido que deberían intervenir, en más de trescientos conflictos (o potenciales a su entender), con el objeto de promover o preservar los intereses que le atañen desde el final de la segunda gran guerra -que dejó configurado el mundo desde un punto de vista geoestratégico-, hasta el día de hoy. Y esto no es una barrabasada de este columnista como pueden suponer.

Citaré algunas de esas "intervenciones": China (1945), Siria (1949), Corea (1950), Irán (1953), Guatemala (1954), Tíbet (1955), Indonesia (1958), Cuba (1959), El Congo (1960), República Dominicana (1961), Brasil (1964), Perú (1965), Grecia (1967), Chile (1970), Argentina (1976), Turquía y Polonia (1980), El Salvador y Nicaragua (1981), Libia, Filipinas y Panamá (1989), Haití, Irak y Kuwait (1991), Somalia e Irak (1992), Bosnia (1995), Sudán, Afganistán y Yugoslavia (1999), Yemen (2002), Somalia (2006), Honduras (2009), Libia y Siria (2011), Bolivia y Venezuela (2019), Guyana, Irak, Somalia y Afganistán (2020).

La memoria es muy breve y es bueno que acudamos a los libros de Historia. Los imperios tienen esas cosas, que, a fuer de someternos por la fuerza, por la imposición de su cultura y su economía, terminan pareciéndonos ángeles de la guarda cuando, en realidad, solo miran por los intereses del emperador de turno y de su cohorte necesaria.

Por eso, es bueno que reflexionemos, que no demos por bueno lo que está haciendo Rusia, sin duda, pero, que pensemos un poco en manos de quiénes estamos. Vamos, que no es oro todo lo que reluce.

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