Recordarán, si hacen el favor de leerme, lo cual les agradezco de todo corazón, que hace dos semanas me ocupaba de una publicación realmente excepcional, "Historia de la Hermandad de La Esperanza" (2 volúmenes), que constituye todo un hito en la historia editorial de Huelva. Tan intenso y cautivador contenido en texto e imágenes, urgen un más extensivo comentario. Se inicia, es justo destacarlo, enmarcando elocuentemente el escenario urbano de tan enraizada devoción: el Convento - que nunca debió derribarse - y el barrio de San Francisco en el que "siempre orbitó" su vida religiosa, según escribe, con brillante, documentada y detallada descripción de tan inolvidable entorno, María Antonia Peña, Catedrática de Historia Contemporánea, Rectora de la Universidad y entrañable compañera en la Academia Iberoamericana. Ella nos da cumplida cuenta de las vicisitudes por las que pasó el histórico cenobio hasta que: "Después de algunas décadas de azarosa existencia, la demolición del convento y de su iglesia", sede fundacional de la Hermandad entre 1893-94, dieran lugar a la penosa diáspora de sus Sagrados Titulares.

Otro imprescindible capítulo inicial es el que escribe Manuel José de Lara Ródenas, escritor, poeta, historiador y profesor de Historia Moderna de la Universidad de Huelva, "Tras los pasos de Miguel Redondo: Un comerciante de Huelva en el Virreinato del Perú", quien, encumbrado en su próspera actividad comercial allende los mares, decidió volver a Huelva en los últimos años de su vida, disponiendo la adquisición en la iglesia de San Francisco de "una capilla y entierro mío y de mi mujer y herederos", cuando aún no se había edificado el templo, acordando con los franciscanos "la entrega de dos mil ducados de oro" para su construcción. Contribuye la Hermandad así a divulgar con tan fundamentados testimonios datos tan importantes para el conocimiento de la Historia de Huelva y del valioso vínculo desde antiguo de la vieja villa onubense y la fervorosa cofradía.

Tan profusa publicación de intensa y copiosa documentación demuestra espléndidamente lo que en el Prólogo escribe Rafael Terán, "El relato existe, el guion está trazado y los protagonistas, los hechos y los datos que los corroboran aparecen a borbotones a medida que se va descubriendo que lo que se va a narrar es, en sí, la crónica de casi 130 años de historia de una Huelva que despedía el siglo XIX". Una memoria felizmente desvelada y expuesta con admirable rigor y sincera emotividad de los acontecimientos vividos por la Corporación, sin eludir los hechos más amargos, las grandes dificultades y sucesos dramáticos a los que supieron enfrentarse la mayoría de los Hermanos Mayores, de cuya referencia y gestión da plena información el libro, así como muchos otros que, sin la misma relevancia, pero con eficaz diligencia, fueron activos colaboradores y artífices de tantos logros a lo largo de tan dilatada ejecutoria.

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