LA jornada del domingo ratificó que nos espera una carrera de fondo donde sólo se pondrá a salvo aquel que coja menos pájara y se apoye en la fortaleza mental para no venirse abajo en las fases cruciales y especialmente delicadas. La prueba más relevante es el escalofrío que recorría la grada observando el vídeo marcador con todos los resultados favorables para los equipos metidos en la zona de la permanencia: el gol de Diego Milito coincidía con las victorias del Levante, Osasuna, Valladolid, Murcia... y el sábado el Almería tumbó al Sevilla.

Un panorama de extrema aflicción arrasó de arriba-abajo el Nuevo Colombino y tintes dramáticos para el Recre. La atención primordial era poner la oreja en Getafe donde el Levante seguía en proceso de resurrección y esperaba al Recre. Hasta que Martins rescató al recreativismo de los malos pensamientos ¡vaya ratito de pesadilla! No obstante, hay que estar preparado para estas subidas de adrenalina que provocan arritmias entre los más apasionados.

El Recreativo debe guardar las formas. Una vez frenada la caída libre y que la tensión parece controlada en la planta noble y su entorno, el cuerpo técnico y la plantilla tienen que sentir en la nuca el aliento constante de apoyo tanto del consejo como del recreativismo, sin cuchicheos ni correveidiles. El reto de la permanencia va acompañada del futuro crecimiento económico, que son vínculos indispensables en el asentamiento de la entidad.

Es justo y necesario seguir creyendo en Víctor Muñoz, que ha soportado con estoicismo su calvario, incluso en casos extremos dudar de sus andares, sus miradas, dónde iba, cuándo regresaba, los entrenamientos... hasta olvidar la ética y faltarle al respeto, que es como poner en juicio el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana. Y en Huelva esto no es lógico, al margen de caer en gracia y no ser gracioso. Vamos a tranquilizarnos por el bien del Recre.