Historia

Las propias medidas de Sánchez van a hacer imposible que él mismo pase a la Historia

Es curioso que Pedro Sánchez -un hombre, como todo el mundo sabe, singularmente modesto- confíe en pasar a la historia. Y lo digo porque es difícil que siga existiendo la Historia como disciplina dentro de unos pocos años, sobre todo gracias a las medidas educativas que habrá tomado el propio Pedro Sánchez y la mayoría de seudo-expertos que lo secundan. Si alguien se propone establecer unas pruebas de Selectividad que parecen pensadas para chimpancés -listos, sí, pero chimpancés-, en las que se suprime todo lo que implique buena redacción y buen uso de la sintaxis y una eficiente comprensión de un texto, es difícil imaginar que se tenga la más mínima fe en que vaya a existir en el futuro algo ni remotamente parecido a la Historia (o a la literatura, o tan siquiera al lenguaje articulado tal como lo conocemos). Sin lenguaje complejo, sin memoria de largo alcance, sin un mínimo de capacidad de discernir la realidad de la mentira -o la propaganda-, no puede existir la historia. Dicho de otro modo, las propias medidas de Sánchez van a hacer imposible que él mismo pase a la Historia. Simplemente existirá la propaganda, pero nadie sabe quién manejará la propaganda dentro de cien años.

Y además, los tiempos no contribuyen a que pueda perdurar la historia. Dentro de treinta o cuarenta años la realidad virtual será cada vez más poderosa y será imposible diferenciar la realidad de la invención o la manipulación. Habrá -dicen que ya los hay- implantes de memoria que nos alterarán los recuerdos o nos suministrarán recuerdos de hechos que jamás ocurrieron. Se podrán falsificar imágenes, documentos, películas -cualquier cosa- con una pericia técnica que impedirá saber qué fue real y qué no lo fue. Y si existe el lenguaje tal como lo conocemos, es probable que ocurra lo mismo que ocurría en la Edad Media, con un lenguaje especializado para las élites (una especie de lenguaje computacional hecho de algoritmos) y otro lenguaje demótico para la plebe, formado por una simplificación del inglés y español y chino -y lenguas locales- y limitada a 500 palabras, no muchas más. En ninguna de estas lenguas tendrá cabida la historia. Y ni siquiera habrá una palabra para nombrarla en el lenguaje habitual. "Historia" -dirá un wikcionario del futuro-. Disciplina que se extinguió hacia el año 2050 de la desaparecida era Google".

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