Hay fechas que marcan todo el sentido espiritual y de honor de un pueblo. Una de ellas es la anual fiesta de la Hispanidad que nos llega cargada de un sentimiento muy especial para los onubenses.

Cada 12 de Octubre celebramos la llegada de aquella expedición salida del Puerto de Palos un día 3 agosto de 1492 a unas nuevas tierras que se abrían a la conciencia occidental con alma española y corazón latiendo desde la humilde cuna del Monasterio de la Rábida, donde oraciones y empeños franciscanos, dieron principio a una aventura de siglos.

Hoy día, en la distancia, nos acercamos desde esta orilla del Atlántico a aquellas tierras, muchas de ellas todavía irredentas, que siguen siendo un compromiso real para nosotros en su nacimiento y desarrollo.

Cuando miramos el horizonte de esa Hispanoamérica que sigue esperando el milagro de un progreso basado en la paz, el trabajo, la justicia social y una estabilidad política, todavía mancillada por dictaduras que oprimen a muchos pueblos, nos damos cuenta de la obligación que recae en nosotros en el camino a una ayuda que desde lo material, cultura y economía, a lo espiritual en un sentimiento religioso que fue semilla de aquellos marineros que bajo la protección de Santa María de la Rábida, la Virgen de los Milagros, dejaron su impronta de fe en una tierras desconocidas.

Ningún otro día mejor que este de un aniversario especial y único en nuestra Historia, para que fuera declarado fiesta nacional. Un día de España que alza su voz a los cuatro puntos cardinales, en la grandeza de un pueblo que se fundiera con otros en ese milagro de amor que fue el mestizaje de razas, para crear en la lengua y en el corazón la imagen de esta península ibérica que les dio el ser.

Para nosotros los onubenses toda la alegría de ser portadores de una idea y de un sentimiento que vive permanentemente en nosotros, acariciado por la brisa marinera y rabideña, mantenida en unas constantes inmutables en la defensa de estos ideales que tres carabelas de sueños hicieron el milagro.

Huelva no puede olvidar que cada año, su espíritu colombino mantiene el pabellón alzado a través primero de la Real Sociedad Colombina Onubense que desde 1880 es paladín de una causa que nos honra, y después por todas esas asociaciones y entidades de carácter académico y cultural que han ido naciendo para continuar avalando nuestro sentido americanista.

Vivamos otro 12 de Octubre marinero, colombino y onubense, con proyección universal.

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