Desde el fénix

José Ramón Del Río

Hijos de puta

QUIZÁS usted, amigo lector, tuvo ocasión de oír o de leer las declaraciones de Sandra, hija de Isaías Carrasco, muerto por cinco tiros, disparados por miembros de ETA, cuando montado en su coche, se disponía a ir a su trabajo. Las declaraciones las hizo a la salida del funeral, leyendo un comunicado de la familia por el que se agradecía los apoyos recibidos. Al terminar su parlamento y luego de hacer una significativa pausa, añadió: "Sólo puedo decir que han sido unos hijos de puta". Para toda la rabia contenida y la pena que traslucía sentir, encontró, como definición máxima de la maldad de los asesinos, lo de hijos de puta. Sonó, si usted lo oyó, como si el insulto fuere el máximo que se pudiere proferir. Que no se puede ser nada peor que un hijo de puta. De hecho terminó diciendo: "Nada más, ya me he quedado a gusto". Ni siquiera tuvo que recurrir al aumentativo que antes se empleaba de "hijos de la gran puta" y que los bien hablados atemperaban diciendo "hijos de la Gran Bretaña".

Pensé, al oírla, que la enorme injusticia que se había cometido con ella y con su familia le llevaba también a un comportamiento injusto. Es obvio que los nacidos de una mujer que ejerce la prostitución no son culpables de nada por ese hecho y no se les puede poner como ejemplo de maldad. De otro lado, es también obvio que ninguna mujer ejerce el oficio, considerado como el más antiguo del mundo, como elección voluntaria, sino, bien al contrario, obligada por circunstancias injustas que ella no ha creado.

Aunque Sandra quisiera con su insulto resumir todo lo mal que le parecen los asesinos de su padre, no parece haber tenido en cuenta que hoy día su insulto, aunque siga siéndolo, ha perdido fuerza. Hace mucho que se separó en el insulto a la madre del hijo. Así se decía: "Tu madre es una santa, pero tú eres un hijo de puta", con lo que se reconoce que no hay comunicación de culpas. Encima, un grupo musical, considerado friki, pretendía ir al festival de Eurovisión con una canción titulada Hijo de puta que parodia un videoclip de Mr. T del Equipo A que canta Treat your mother right ("Trata a tu madre bien"). En la canción española se canta que "hijo de puta hay que decirlo más" y pretende que el insulto no desaparezca, ni en la calle ni en las escuelas, porque se trata de un "concepto mucho más global". No propongo que se deje de usar este insulto, pese a su intrínseca injusticia. Puede usarse siempre que quede establecido que la madre es una santa. Por eso, yo, también, llamo hijos de puta a los que en el campo del Athletic de Bilbao, con sus silbidos, redujeron a ocho segundos el minuto de silencio pedido por la víctima. Los asesinos no son hijos de puta, sino peor: terroristas. Con esto basta.

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